Algunos Párrafos Acerca de
la Transición Hacia el Nuevo Ciclo
 
 
Helena P. Blavatsky
 
 
 
El árbol de la fraternidad universal es joven
 
 
 
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Nota Editorial de 2011
 
El siguiente texto es un fragmento del ensayo de
H.P. Blavatsky “The Beacon of the Unknown[1]
[“El Faro de lo Desconocido”]. Publicado por primera
vez en Francia en 1889, el artículo indica que la tarea
de los teósofos es construir el movimiento esotérico de
manera que llegue a ser una Arca y un refugio en tiempos
de dificultades: “… Arca destinada, en un futuro distante, a
transportar a la humanidad de un nuevo ciclo más allá de
las aguas cenagosas del diluvio de materialismo sin esperanza.”
 
En la primera mitad del siglo XXI, la idea está quizá
más actual que antes y constituye una llave para el futuro.
 
Mientras lee el fragmento, uno debe tener en consideración
que la Sociedad Teosófica original dejó de existir unos pocos
años después de que H.P.B. abandonó la vida física en 1891.
Desde los años 1890 ha existido un movimiento teosófico bastante
diversificado. En los siguientes párrafos, por lo tanto, en donde
 H. P. Blavatsky  dice “Sociedad”, uno debe leer “Movimiento”.
 
(Carlos Cardoso Aveline)
 
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Nuestra Sociedad es el árbol de la Hermandad, nacido de una semilla plantada en la tierra por el ángel de la Caridad y la Justicia, el día que el primer Caín asesinó al primer Abel.
 
Durante los largos siglos de subyugación de las mujeres y del sufrimiento de los pobres, esta semilla fue regada por las lágrimas amargas de los débiles y oprimidos.
 
Manos benditas la llevaron de un rincón a otro de la tierra, y la plantaron bajo diferentes climas y en épocas distantes unas de otras. “No hagas a otros lo que no quieras que otros te hagan a ti”, dijo Confucio a sus discípulos. “Ámense unos a otros, y amen a todas las criaturas vivientes”, predicó Gautama el Buddha a sus Arhats. “Ámense unos a otros” fue repetido como un eco fiel  en las calles de Jerusalén. ¡Es a las naciones cristianas a quienes pertenece el honor de haber obedecido este comando supremo de su Maestro con toda su fuerza paradójica! Calígula, el pagano, deseaba que la humanidad tuviera una sola cabeza, de manera que la pudiera cortar de un solo golpe. Las potencias cristianas han fortalecido este deseo que hasta ahora ha permanecido como teoría, después buscar y finalmente encontrar los medios de ponerlo en práctica. Por lo que dejémosles prepararse para cortarse el cuello unos a otros y que exterminen más gente en un solo día de guerra, de la que los Césares aniquilaron en todo un año. Dejémoslos despoblar países enteros y provincias en el nombre de su religión paradójica, y déjenlos que perezcan por la espada, ellos que con espada matan. ¿Qué podríamos hacer?
 
Los teósofos no pueden pararlos. Eso es cierto. Pero está en su poder salvar a tantos como sea posible. Siendo un núcleo de verdadera fraternidad,  depende de ellos hacer de su Sociedad un arca destinada, en un futuro no tan distante, a transportar a la humanidad de un nuevo ciclo más allá de las vastas aguas cenagosas del diluvio de materialismo desesperanzador. Estas aguas están subiendo y en el momento presente inundan a todos los países civilizados. ¿Dejaremos que los buenos perezcan con los malos, por miedo al griterío y al ridículo de estos últimos, lanzados tanto contra la Sociedad Teosófica como contra nosotros mismos?  ¿Los veremos perecer uno tras otro, unos de fatiga, otros buscando vanamente el rayo de luz solar que brilla para todos, sin arrojarles siquiera una tabla de salvación? ¡Nunca!
 
Bien puede ser que para que la bella utopía se convierta en realidad – ese sueño filantrópico que percibe como una visión la triple aspiración de la Sociedad Teosófica [2],  falte mucho tiempo. La total y completa libertad de conciencia garantizada para todos, la fraternidad  establezca entre el rico y el pobre, y la igualdad entre el aristócrata y el plebeyo reconocida tanto en teoría como en la práctica – esto puede ser como castillos en el aire, y hay razones para la dificultad.  Todo esto debe ocurrir natural y voluntariamente desde ambas partes; sin embargo, el tiempo para que el león y el cordero pazcan juntos no ha llegado. La gran reforma tiene que llegar sin levantamientos sociales, sin derramar una gota de sangre; solamente en  nombre de esa verdad axiomática de la filosofía Oriental que nos muestra que la gran disparidad de fortuna, de rango social o intelecto, se debe a los efectos del Karma personal de cada ser humano. Cosechamos lo que hemos sembrado. Si la personalidad física de un hombre difiere de todo otro hombre, el ser inmaterial en él, o individualidad inmortal, emana de la misma esencia divina que la de su vecino. Aquel que tenga cabalmente comprendida la verdad filosófica de que todo Ego comienza y termina siendo el TODO indivisible, no puede menos que amar a su vecino tanto como a sí mismo. Pero, hasta el día en que esto sea una verdad religiosa, no es posible que una reforma como esa tenga lugar. El dicho egoísta de que “la caridad comienza en casa”, o aquel otro que dice “cada cual por sí mismo, y Dios para todos” siempre llevará las razas “superiores” y cristianos a no permitir la introducción práctica del bello dicho pagano: “Cada indigente es hijo de un hombre rico”, y, mejor aún, ese que dice: “Alimenta primero al hambriento, luego come tú lo que sobre.”
 
Pero el tiempo vendrá cuando esa sabiduría “inculta” de los pueblos inferiores será mejor apreciada. Mientras esto ocurre, lo que debemos procurar es traer alguna paz en la tierra a los corazones de aquellos que sufren, levantando por ellos una punta del velo que esconde de ellos las verdades divinas.
 
Que los fuertes señalen la senda a los débiles y los ayuden a subir la empinada pendiente de la existencia.  Que ellos vuelvan sus miradas hacia la luz del Faro que brilla en el horizonte, más allá de las misteriosas e inexploradas aguas de las ciencias teosóficas, cual una nueva estrella de Belén;  y que los desheredados de la vida tengan esperanza…..
 
NOTAS:
 
[1] “The Beacon of the Unknown”, texto publicado en “Collected Writings”, Helena P. Blavatsky, TPH, India/USA, volumen XI, pp. 212-283, y especialmente las pp. 281-283 para este fragmento, que cierra el ensayo. El artículo fue publicado originalmente en francés en “La Revue Théosophique”, Paris, Vol. I, Nos. 3, 4, 5, 6;  21 de mayo de 1889, pp. 1- 9;  21 de junio de 1889; pp. 1- 7; 21 de julio de 1889, pp. 1- 6; 21 de agosto de 1889, pp. 1- 9. (CCA)
 
[2] Los tres objetivos del movimiento teosófico son: 1) la fraternidad universal;  2) el estudio y la comprensión de las escrituras sagradas de todos los pueblos, y especialmente de los pueblos del Oriente;  3) el despertar de las potencialidades sagradas de la consciencia humana. (CCA)
 
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El texto “El Árbol de la Fraternidad Universal”  ha sido publicado también en inglés en nuestros sitios web asociados.  Título Original: “The Tree of Universal Brotherhood”.  La traducción al español fue hecha por la teósofa Aida Luz Rivera Santiago, de México.
 
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En septiembre de 2016, luego de un cuidadoso análisis de la situación del movimiento esotérico internacional, un grupo de estudiantes decidió crear la Logia Independiente de Teósofos, que tiene como una de sus prioridades la construcción de un futuro mejor en las diversas dimensiones de la vida.
 
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