La Edad de Oro, La Era de
Acuario y el Planeta de los Anillos
 
 
Carlos Cardoso Aveline
 
 
 
El Señor de los Anillos,  y la tapa de “The Fire and Light”
 
 
 
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El siguiente texto reproduce el Capítulo 28
del libro “The Fire and Light of Theosophical
Literature”, de Carlos Cardoso Aveline,  The
Aquarian Theosophist, Portugal, 255 pp., 2013. 
Título original: “The Bright Side of Saturn”.
La traducción es del teósofo Juan Pedro Bercial.
 
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“Aquí y allá centellea un punto
luminoso (…). Si la antorcha del
ocultismo ario tiene que encenderse de
nuevo alguna vez, esas chispas esparcidas
deben cohesionarse para formar su llama.”
 
(“Las Cartas de los Mahatmas”, Editorial
Teosófica, Barcelona, 1994, Carta 81, p. 549)
 
 
“Consigue una lámpara barata, mantenla
suministrada con aceite, y serás capaz de
encender con su llama las lámparas, velas y fuegos
del mundo entero sin disminuir esa llama.”
 
(“The Secret Doctrine”, Helena Blavatsky,
Theosophy Company, vol. I, pp. 121-122)
 
 
 
En el capítulo final examinaremos el lazo oculto entre Saturno, el severo Maestro iniciático de nuestro sistema solar, y la afirmación hecha por HPB de que la tierra sería “un paraíso” en el siglo 21. [1]
 
Para quienes están acostumbrados a los contenidos usuales de los medios de comunicación en la primera parte del siglo 21, una visión optimista del futuro es bastante chocante – si no completamente inaceptable.
 
Aun así la vida es mucho más sorprendente que el periodismo actual – o que  la literatura de ficción.
 
Ya hemos visto que la fundadora del movimiento esotérico moderno dio las fechas y la duración de las eras astrológicas más recientes, indicando que el año 1900 iba a ser el final de la Era de Piscis y el punto inicial de la Era de Acuario. [2]
 
Ella vio que la expansión de la mente propiciada por la nueva Era de Acuario sería dramáticamente dolorosa al principio. En el mismo párrafo, refiriéndose al equinoccio, ella añadió: “Cuando [la mente] entre, en unos pocos años, en el signo de Acuario, los psicólogos tendrán trabajo extra, y las idiosincrasias psíquicas de la humanidad entrarán en una etapa de gran cambio.” 
 
La transición entre eras astrológicas es un proceso complejo, sin embargo, y sus efectos necesitan unos cientos de años para hacerse completamente visibles. El siglo 21 es un número con fuerte numerología, ya que es 3 veces 7 – y HPB hace una brillante afirmación profética sobre los contenidos kármicos de este período:
 
“(…) El error es poderoso solamente en la superficie, porque la Naturaleza Oculta lo impide de tornarse más profundo; porque esa Naturaleza Oculta circunda todo el globo en cada dirección: ni siquiera el rincón más oscuro se queda sin visitar. Y, sea por fenómeno o por milagro, de esta o de aquella manera el Ocultismo obtendrá la victoria antes que la era actual complete ‘el triple septenario de Sani (Saturno)’ del ciclo Occidental en Europa; dicho de otro modo – antes del final del siglo 21 ‘A.D.’.”[3]
 
Fuertes palabras, ciertamente, y el hecho de que HPB mencione a Saturno en estas líneas no es enteramente casual. Desde un punto de vista astrológico, Saturno es el severo Maestro del cuaternario inferior o yo básico en los seres humanos. Y la tríada superior o alma spiritual no tiene nada que perder por los lentos, poderosos movimientos de ese espíritu planetario que fue llamado por Camille Flammarion “la maravilla del sistema solar”. [4]
 
El planeta tiene varios anillos y docenas de lunas, y debemos tomar en cuenta que hay una diferencia entre su cuerpo y su espíritu. HPB escribió:
 
“Saturno, ‘el Padre de los Dioses’ no debe ser confundido con su tocayo – el planeta del mismo nombre. (…). Los dos – aunque en un sentido sean idénticos, como son, por ejemplo, el hombre físico y su alma – deben ser separados en cuestiones de adoración religiosa.”[5]
 
Así que el planeta material Saturno es el vehículo del Saturno mitológico. Aunque hay una clara diferencia entre los aspectos materiales y espirituales de este planeta, la interacción entre ellos es muy parecida a la relación entre el hombre físico y su alma.
 
Este planeta es el Maestro del Karma, Tiempo y Estructuras. Preside sobre nuestra cosecha kármica, pero también es el regidor del Kriyamana Karma, el nuevo karma que elegimos sembrar a cada momento. Saturno nos ayuda a hacer uso de nuestras oportunidades actuales para poder conseguir una felicidad duradera.
 
Maestro de la concentración, Saturno tiene un papel importante que jugar en la escalera al cielo enseñada en los Misterios Mitraicos de la Roma Antigua. Se dice que esta escalera tiene siete peldaños. El primero se corresponde al “cielo de Saturno”, esto es, el espíritu de ese planeta. [6] En cualquier escalera sagrada, el primer paso hacia arriba preside sobre la transición entre el suelo inferior y el camino al cielo. El primer paso nos hace enfrentarnos a la línea divisoria entre las dimensiones materiales y divinas de la vida. Por lo tanto, astronómicamente, Saturno es el planeta de los anillos y establece el límite entre las secciones “domésticas” y “galácticas” de nuestro sistema solar.
 
Mitológicamente, este planeta-espíritu también se corresponde con el dios Judeo-Cristiano Jehová. Cronos/Saturno, el severo Dios en el Paraíso de la Edad Dorada, intenta preservar la vida espiritual impidiendo al ego personal de separarse prematuramente, al final de las primeras razas. “Devora” a sus hijos (esto es, egos personales) hacia una unidad no diferenciada, hasta que llegue el momento apropiado para seguir adelante. Cuando la separación/diferenciación vence finalmente, hay una severa y solemne advertencia por parte del Señor saturniano, que expulsa a Adán (la tercera raza-raíz) del Jardín y lo envía para el mundo difícil de la vida dualista (Génesis, 3).
 
Saturno tiene muchos nombres, y en “Isis Unveiled” (Isis Sin Velo) leemos:
 
“Ilda-Baoth, el ‘Hijo de la Oscuridad’, y el creador del mundo material fue obligado a habitar el planeta Saturno, que le identifica aún más con el Jehová judío, quien era Saturno mismo, de acuerdo con los Ofitas, y ellos negaron su nombre Sinaítico. De Ilda-Baoth emanan seis espíritus, quienes respectivamente moran con su padre en los siete planetas.”  [7]
 
Estos siete planetas son, como Blavatsky explica en el mismo párrafo, Saturno, Marte, Sol, Luna, Júpiter, Mercurio y Venus, los mismos cuerpos celestes que forman la escalera Mitraica al cielo.
 
HPB reconoció Saturno como el rey de la edad dorada.[8] En muchas tradiciones diferentes hay una relación directa entre el despertar de la mente superior y el surgimiento de edades doradas. En el Budismo y otras religiones, el oro (o amarillo) es un símbolo de conciencia divina. Cualquier edad dorada es una edad de buddhi-manas o inteligencia espiritual, y hay una conexión directa entre esta mente superior y Saturno.
 
Encontramos información inspiradora en la  “Encyclopedia of Myths & Legends”, de Cotterell. Mis propias palabras interpoladas están subrayadas, entre corchetes:
 
“Saturno, como KRONOS, fue considerado como el regidor de una Edad Dorada distante, cuando la vida era fácil y pacífica. Durante esta era, él había enseñado a la gente a cultivar los campos y disfrutar de una forma civilizada de vida. Ya en el siglo V A.C. el templo de Saturno estaba en el Foro en Roma y hacía de tesorería. Su festival, la Saturnalia, ocurría en Diciembre [a la entrada del Sol en Capricornio] y duraba siete días. Durante las fiestas la gente comía junta [celebrando la fraternidad universal y sin llevar en cuenta el rígido sistema de clases sociales] e todos intercambiaban regalos en un banquete público en el Foro.”  [9]
 
La Navidad actualmente también se celebra en Diciembre y bajo el signo de Capricornio, cuyo regente es Saturno. Es un tiempo para la celebración de la fraternidad universal, también, y para intercambiar regalos; un tiempo que dura poco más de siete días, desde el 25 de Diciembre hasta el 1 de Enero. En lo que respecta a nuestra semana, el día de Saturno (Satur-day es sábado, en inglés) es tradicionalmente visto como el séptimo día, el día dedicado al descanso, a la oración y la armonía.
 
El Saturno Mitológico se exiló en Roma, y el poeta Ovidio escribió en “Fasti” 1-235-238: 
 
“(…) En esta tierra Saturno fue recibido, cuando fue expulsado por Júpiter del ámbito celestial; por esto el nombre del pueblo Saturnino, usada durante mucho tiempo por nuestra gente, y también esta tierra se llamó Latium, porque aquí el dios se escondió.”
 
Ciertamente, de acuerdo con la etimología Antigua la misma palabra Latium (moderno Lazio, de ahí Latin, etc.) viene de latere, “estar escondido”, y se refiere a Saturno.
 
El dios exilado se instaló en el Capitolio, la cuna de la futura ciudad de Roma. Él fundó una ciudad fortificada que en algunas versiones mitológicas se llama Saturnia. Él fue recibido por Janus, un dios más antiguo en Italia, que también había llegado de Grecia. Los dos dioses compartieron el poder pacíficamente en el Latium. La llegada de Saturno a Italia  trajo la aetas aurea, edad dorada, quien, como dice Ovidio en Metamorphosis (1-107-10), “la primavera era eterna y la suave brisa acariciaba con su suave aliento las flores nacidas sin semilla”.
 
Virgilio escribe sobre esta edad dorada: “A veces había ríos de leche, y a veces de néctar [la bebida de los dioses], y la tierra lo producía todo sin esfuerzo de los campesinos. Todo pertenecía a todos y había una profunda paz”. Y Virgilio añade  en sus “Georgics”, 2, 538-540:
 
“Así era la vida en la Tierra cuando el dorado Saturno regía;
No había sonido de trompetas de batalla todavía,
Ni el sonido de espadas contra el duro yunque.” [10]
 
La vida es cíclica, y ese pasado iluminado tiene la clave del futuro. H.P. Blavatsky escribió estas palabras sobre la siguiente y brillante fase de la historia humana que ella ayudó a preparar:
 
“Si la Teosofía prevalece en la lucha, su filosofía que todo lo abarca toma raíz profundamente en las mentes y los corazones de los hombres, si sus doctrinas de la Reencarnación y Karma, es decir, de la Esperanza y la Responsabilidad, encuentran un hogar en la vida de las nuevas generaciones, entonces, de hecho, amanecerá el día de gozo y alegría para todos los que ahora sufren y son marginados. Porque la verdadera Teosofía es el ALTRUISMO, y (…) amor fraternal, la ayuda mutua, la devoción inquebrantable a la Verdad. Si una vez que los hombres, sólo se dan cuenta de que en estos la verdadera felicidad se puede encontrar, y nunca en la riqueza, posesiones, o cualquier gratificación egoísta, entonces las oscuras nubes pasarán de distancia, y una nueva humanidad nacerá en la tierra. Entonces, la EDAD DE ORO estará allí, ciertamente.”  [11]
 
En el siglo 21, tanto la silenciosa influencia de Saturno como las enseñanzas originales de teosofía nos ayudan a recuperar algo de esa consciencia superior que está en el origen de todas las civilizaciones doradas. En el ciclo actual significa el despertar del sexto, sub-principio intuitivo, dentro del quinto, principio mental; dicho de otro modo, el renacer de la inteligencia espiritual, el alto nivel de consciencia desde el cual la próxima civilización ha estado emanando por algunos siglos hasta ahora.
 
Es un proceso natural en la nueva era, redescubrir la cara alegre de Saturno. Es el tiempo apropiado para recordar que el precioso planeta anillado fue durante muchos siglos el único regente de Acuario – antes de que Urano fuera descubierto en 1781. [12]
 
Como Saturno es el corregente de la era de Acuario, jugará un papel siempre inspirador durante el nuevo ciclo. Es en parte gracias a este severo Maestro que la Ley de fraternidad universal ya puede ser comprendida mejor y respetada por nosotros.
 
El movimiento teosófico es parte central de la escalera simbólica que conecta a nuestra humanidad con los Maestros que la guían.[13] Mientras cruza el océano del tiempo, debe permanecer leal a la sabiduría Oriental.
 
Para que esto ocurra, sin embargo, el centro o puesto de comando del movimiento no puede ser externo. Debe ser deliberadamente establecido en la conciencia de todo teósofo sincero e independiente.
 
NOTAS:
 
[1] “The Key to Theosophy”, Theosophy Company, India, 1987, 367 pp., ver p. 305.
 
[2] Como vimos en el Capítulo  22, H.P. Blavatsky escribió: “Es un ciclo, histórico y no muy largo, pero muy oculto, durando unos 2.155 años solares  (…). Ocurrió  [en] el 2410 y 255 A.C., o cuando el equinoccio entró en el signo del Carnero, y de Nuevo entre aquel de Piscis.” (“Collected Writings”, H.P. Blavatsky, TPH, USA, volumen VIII, p. 174, pie de página.) Y Geoffrey Barborka comentó sobre su afirmación: “Dado que 2.155 años es el período temporal para la duración de cada ciclo de las eras de Aries y Piscis, y como la era de Piscis comenzó en el 255 B.C., la fecha del comienzo de la Era de Acuario es el 1900 A.D.”  (“Secret Doctrine Questions & Answers”, por Geoffrey Barborka, Wizards Bookshelf, San Diego, USA, 2003, 197 pp., ver p. 100.)
 
[3] “Collected Writings”, H.P. Blavatsky, TPH, USA, volumen XIV, p. 27.
 
[4] “Les Étoiles et les Curiosités du Ciel”, Camille Flammarion, C. Marpon et E. Flammarion, Éditeurs, 1882, 792 pp., ver p. 641.
 
[5] “Collected Writings”, H.P. Blavatsky, TPH, USA, volumen XIV, p. 334.
 
[6] “Mitologia Grega”, Junito de Souza Mourão, Editora Vozes, Rio de Janeiro, tres volúmenes, ver volumen II, pp. 60-61. Ver también el libro “Mithras, Mysteries and Initiation Rediscovered”, por D. Jason Cooper, Samuel Weizer, Inc., USA, pp. 113-114.
 
[7] “Isis Unveiled”, HPB, Theosophy Company, Los Angeles, vol. II, p. 294. 
 
[8] “Isis Unveiled”, volumen II, pp. 216-217.
 
[9] “Encyclopedia of Myths & Legends”, por Arthur Cotterell, Marshall Editions, London, 1989, 259 pp., ver página 157, la entrada “Saturn”.
 
[10] “Dicionário Mítico-Etimológico da Mitologia e Religião Romana”, Junito Brandão, Ed. Vozes, Rio de Janeiro, 1993, ver pp. 268-271.
 
[11] “Collected Writings”, H.P. Blavatsky, volumen XI (1889), TPH, USA, 1973, p. 202.
 
[12] “Enciclopédia de Astrologia”, por James R. Lewis, Makron Gold Publisher, São Paulo, Brazil, 1998, 622 pp., ver p. 477.
 
[13] Una versión inicial de este Capítulo final de “The Fire and Light of Theosophical Literature” fue publicado en “Insight”, la revista de la Sociedad Teosófica de Adyar en Inglaterra, en su edición del verano de 2004. También apareció en “The Aquarian Theosophist”, en Abril de  2005.
 
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En septiembre de 2016, luego de un cuidadoso análisis de la situación del movimiento esotérico internacional, un grupo de estudiantes decidió crear la Logia Independiente de Teósofos, que tiene como una de sus prioridades la construcción de un futuro mejor en las diversas dimensiones de la vida.
 
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