Pomba Mundo
 
Examinando el Voto Original de la Escuela
Esotérica Fundada por Helena Blavatsky
 
 
Carlos Cardoso Aveline
 
 
las-siete-clausulas-de-un-compromiso
 
La séptima cláusula del voto esotérico no es numerada, y corresponde al
centro invisible de la Estrella de seis puntas del Judaísmo y de la tradición  Oriental
 
 
 
H.P. Blavatsky publicó en 1888 un artículo que revela el contenido del compromiso asumido por los miembros de la Escuela Esotérica de teosofía fundada en Londres en ese año. Fue después reproducido en diversas publicaciones teosóficas. [1]
 
Firmado por “Uno Que Asumió el Compromiso”, el texto es especialmente importante para los estudiantes de filosofía esotérica que desean comprender el proceso de aspiración al discipulado y no quieren seguir los fraudes esotéricos creados por la Sra. Annie Besant después de 1895.
 
Por supuesto la Sra. Besant no fue la única que rompió su voto de ser leal a la búsqueda de la verdad. Muchos otros líderes pseudo-teosóficos tomaron el sendero de la fantasía esotérica.
 
Vista desde un punto de vista no burocrático, el compromiso original de 1888 es tan válido en el siglo XXI como entonces, y así permanecerá en el futuro. Y nunca fue válido desde la perspectiva de la letra muerta.
 
Para comprender el punto de vista desde el cual los siguientes comentarios están hechos, el lector debe recordar un hecho: de acuerdo con las enseñanzas de Helena Blavatsky y los Mahatmas de los Himalayas, un individuo sólo puede obtener las cualificaciones necesarias para el discipulado laico por mérito individual y auto-preparación, y no por unirse a cualquier “escuela esotérica” hecha en nombre de algún instructor.
 
El único templo válido, para los teósofos que tienen discernimiento, está ubicado en el propio corazón y la propia mente de uno. Es en tal templo que se pueden asumir compromisos. Sin embargo, ningún estudiante serio está aislado de un contexto más elevado y amplio. Esto está claramente estipulado por los Maestros en las “Cartas de los Mahatmas”.
 
Examinaremos ahora el compromiso original con sus siete cláusulas, la séptima de las cuales permaneció sin numerar. [2] 
 
En la primera cláusula, el estudiante dice a su propia conciencia:
 
1. Me comprometo a esforzarme para que la Teosofía sea un factor vivo en mi vida.
 
En primer lugar uno debe examinar qué es teosofía y qué no lo es. Teosofía no consiste simplemente de enseñanzas escritas, aunque estas enseñanzas apuntan hacia ella y – si se estudian propiamente – son un mapa de ruta hacia ella.
 
La Teosofía es la sabiduría universal viva presente bajo varias formas en cada nación y tradición cultural. Es también la filosofía del altruismo y del amor por la Vida eterna e ilimitada. 
 
Nuestra capacidad de comprender la Teosofía depende de nuestra eficiencia al renunciar a objetivos inferiores, y al percibir cómo se desarrolla en la práctica nuestra unidad esencial con el Universo. El primer compromiso esotérico es por lo tanto el de esforzarnos constantemente por vivir las enseñanzas en la existencia diaria.
 
El esfuerzo no debe ser a corto plazo. Nada espectacular ocurre cuando un estudiante toma una decisión profunda acerca de su vida espiritual. Las pruebas pequeñas y grandes llegarán a su debido tiempo, y también la ayuda del yo superior de cada uno, de acuerdo con su mérito y con las condiciones kármicas bajo las cuales uno vive. 
 
La segunda cláusula del compromiso hecho por el estudiante dice:
 
2. Me comprometo a apoyar ante el mundo al movimiento Teosófico, sus líderes y sus miembros.
 
El movimiento teosófico no es una corporación y no es burocracia. William Q. Judge lo definió como la comunidad de aquellos seres que tienen como objetivo un futuro mejor y más fraternal para la humanidad. [3] El  movimiento incluye a los estudiantes serios y sinceros de la teosofía moderna, pero no se limita a ellos.
 
Según un axioma, hay verdaderos teósofos que no son miembros del movimiento teosófico visible, y miembros del movimiento teosófico organizado que no son verdaderos teósofos.
 
¿Por qué debería yo, para aspirar a un aprendizaje ético más elevado, tratar de ayudar a la comunidad parcialmente invisible de aquellas almas de buena voluntad que ayudan a la humanidad?  La respuesta es epistemológica: es acerca de la naturaleza del conocimiento que uno está buscando.
 
La sustancia del conocimiento teosófico no se encuentra en las palabras. El territorio en el cual ella existe y vive es el altruismo. El discipulado puede ocurrir únicamente en la dimensión universal o planetaria del altruismo. Y el discipulado también implica probación.
 
Debo apoyar ante el mundo el verdadero movimiento teosófico y sus enseñanzas auténticas. Quizá tenga que luchar en contra de la ilusión ritualista y otras formas de ignorancia organizada. Al hacer esto, me encontraré con un número de obstáculos y pruebas. Al vencer los tests, puedo purificar mis motivos y gradualmente eliminar mi propia ignorancia espiritual, mientras ayudo a otros a hacer lo mismo.
 
El camino a la sabiduría es cuesta arriba y desafiante. El camino cómodo generalmente lleva a otra parte.
 
Un auto-sacrificio inteligente por una causa noble expande la influencia de nuestro yo superior en la vida diaria. También nos ayuda a merecer ayuda interior y obtener un conocimiento directo sobre las leyes del universo. 
 
En la tercera cláusula, el estudiante dice:
 
3. Me comprometo a nunca escuchar sin protesta a cualquier cosa mala dicha de un Hermano Teósofo, y a abstenerme de condenar a otros.
 
Uno debe examinar qué es precisamente “algo malo” dicho sobre un hermano o hermana.   
 
Algo malo es una calumnia, una falsedad y cualquier idea cuya intención es destructiva. La persona que hace esto normalmente evita responsabilidad por las palabras dichas. La falsedad puede ser dicha claramente, o presentada como un comentario inocente, de paso, cuyo veneno es difícil de ver. Los ataques enmascarados son a menudo pruebas severas al discernimiento de uno. La crítica destructiva puede ser sugerida sutilmente bajo la apariencia de amistad, de modo a evitar un análisis racional. Una crítica sincera, por otra parte, está abierta a examen; se basa en hechos; y permite al otro defenderse y clarificar su punto de vista.
 
La tercera cláusula no prohíbe la diversidad de opiniones. Si un compañero está errado, señalar el error lo ayudará. El diálogo libre y la apertura grupal a la sinceridad mutua previenen la hipocresía. La sinceridad debe manejarse con cuidado: no es una licencia para la crítica personal, algo a ser evitado.  
 
Cada estudiante tiene aspectos brillantes y oscuros en su karma personal. En una asociación de buscadores de la verdad, la gente debe ser humana y humilde con respecto a sus faltas. No necesitamos sepulcros blanqueados. Por otra parte, una visión constante del ideal de progreso y perfección humanos[4] es un factor esencial.
 
Pensar demasiado en las fallas de otras personas  – que a veces son imaginarias – es una expresión de la incapacidad de uno de concentrarse en su propia tarea y sus potencialidades. La crítica debe limitarse a asuntos filosóficos. Mientras haya buena voluntad y honestidad en un estudiante, él está bien y sus cualidades positivas deben ser estimuladas incluso si la probación hace que sus fallas parezcan demasiado visibles.
 
La clave para la ayuda mutua a lo largo del camino está en concentrarse en la filosofía de la verdad universal y la compasión, y en pensar bien los unos de los otros, con vigilancia en relación a los errores humanos.
 
Ninguna calumnia contra los fundadores del movimiento teosófico puede ser aceptada, ni siquiera de manera indirecta, en cualquier circunstancia. Camufladas o no, tales calumnias atacan directamente al centro del aura magnética del movimiento, distorsionándolo y haciendo que sus líderes de hoy tengan el desafortunado karma de deslealtad en relación a maestros sagrados.  
 
Una lealtad inteligente y sincera a los Maestros mantiene el aura del movimiento saludable  y crea una atmósfera que conduce al aprendizaje correcto. Un sentimiento de gratitud produce armonía entre compañeros de estudio. Es también un privilegio kármico y una bendición en el plano individual.
 
La cuarta cláusula dice:
 
4. Me comprometo a mantener una lucha constante contra mi naturaleza inferior, y ser caritativo hacia las debilidades de los demás.
 
Nuestra naturaleza inferior, o yo instintivo y subconsciente, merece un profundo respeto. Constituye nuestro instrumento valioso en la vida física y emocional. No hay razón para estimular conflictos neuróticos a lo largo del sendero teosófico.
 
Debo prometerme mantener una lucha constante contra los impulsos y hábitos ignorantes en mi naturaleza inferior.
 
Esto no es un compromiso para “aniquilar”, faltar el respeto o abusar de mi yo inferior a través de un ascetismo indebido. [5] El sado-masoquismo no es filosófico.
 
La Teosofía y el Budismo apuntan al camino intermedio de la moderación. Una actitud calma hace que la lucha por la auto-purificación sea constante y duradera y conduce a victorias sostenibles. Si veo mi propia auto-purificación como prioridad, tendré bastante que hacer para conseguir tal objetivo e interferir en la vida de otras personas no será una prioridad. Puedo tratar de ayudar a otros a lo largo del camino, así como ellos están invitados a ayudarme.
 
El estudiante debe ser por tanto caritativo hacia las debilidades de los otros. Sin embargo, es su deber luchar contra cualquier daño innecesario causado a seres inocentes. No se puede aceptar el nazismo, el anti-semitismo y otras formas de conducta criminales, fraudulentas o anti-éticas, bajo el pretexto de la caridad mencionada en la cuarta cláusula.
 
La compasión ante las debilidades de otros significa que cada estudiante estimulará las mejores potencialidades en ellos. Esto incluye en realidad estimularles a ver sus errores. Al mismo tiempo, el estudiante debe dejar claro que su propia perspectiva está siempre desarrollándose y necesita mejorar todo el tiempo. Un diálogo honesto y constructivo es esencial entre verdaderos amigos y codiscípulos. Todos ellos aprenden entre sí de varias maneras.
 
La quinta cláusula dice:
 
5. Me comprometo a  hacer todo lo que esté en mi poder, a través del estudio o de otro modo, por equiparme a mí mismo para ayudar y enseñar a otros.
 
Esto tiene que ver con la Pedagogía del aprendizaje teosófico. Debo expandir mi conocimiento y prepararme de varias maneras para poder enseñar a otros a través de palabras y con el ejemplo.
 
Como todos los seres están en unidad kármica, es al ayudar a los otros que puedo ayudarme a mí mismo. La manera de hacer progreso individual es tener como objetivo de largo plazo el ayudar a otros en su búsqueda de la felicidad interior.
 
Si deseo conseguir bienaventuranza, debo ser desprendido. Aquella conciencia dentro de mí que obtiene la liberación espiritual es impersonal. Esa percepción es ya libertad: mi yo inferior no tiene más que estar en armonía con ella.
 
Otro aspecto importante en la cláusula cinco es que al tratar de ayudar a otros, debo “hacer todo lo que esté en mi poder”.  
 
La calidad de la unidireccionalidad o concentración debe ser desarrollada. Una mente dividida tiene poca fuerza. Los aspectos contradictorios de mi mente deben ser por tanto identificados, comprendidos y transformados de manera alquímica.
 
La concentración significa abandonar o adaptar todo lo que es de importancia secundaria o constituye un obstáculo. Mientras buscamos la luz, los puntos oscuros se presentarán y nos desafiarán a aprender mejor. Mientras intentamos ver, los puntos ciegos se revelarán directa o indirectamente.
 
Los obstáculos pueden parecer invencibles al principio. No lo son. La paciencia en hacer lo mejor posible en cada momento constituye una de las claves hacia la victoria, ya que el progreso real ocurre a largo plazo y a menudo invisible.
 
En la sexta cláusula el estudiante dice:
 
6. Me comprometo a  dar todo el apoyo que pueda al movimiento en tiempo, dinero y trabajo.
 
El buscador de la verdad debe dedicar su vida a una noble causa. Muchos emplean su tiempo en intentar conseguir objetivos personales y sienten el precio pesado y asfixiante de tener estrechos horizontes.
 
Hay una relación directa entre la sustancia del alma de uno y la naturaleza de sus objetivos en la vida. Los objetivos generosos expanden y liberan nuestra mente. Ellos nos muestran nuestras posibilidades espirituales ilimitadas, y el realismo es necesario.
 
En cualquier encarnación, necesitamos varios tipos y niveles de objetivos a conseguir. El yo inferior es decisivamente importante. Sus horizontes son legítimos, en la medida en que nuestra alma mortal sea honesta y sincera. Sin embargo, el valor de los objetivos del yo inferior aumenta cuando pasan a ser parte de una visión más amplia de la vida y se ponen en armonía con un propósito noble e impersonal.
 
No es suficiente decirme que daré “todo el apoyo que yo pueda”, al proyecto de ayudar a la humanidad en la dirección de la fraternidad universal. Tengo también que decidir qué es lo que puedo y no puedo hacer en esa dirección.
 
Al principio mis posibilidades serán pequeñas. Eso no importa. Actos simples de cooperación amable son buenos y seguros. Debemos usar nuestro discernimiento para decidir qué acciones desarrollaremos. Apoyando calmamente un propósito altruista que consideremos efectivo, nuestras potencialidades superiores se desarrollan. El horizonte se amplía poco a poco. Somos protegidos cada vez más por el buen karma de la acción correcta, y el proceso de paz incondicional se expande junto con la necesidad de constante vigilancia.
 
La séptima cláusula del compromiso asumido por el estudiante con su propia conciencia superior permaneció sin numerar en el texto publicado en 1888. Refiriéndose a las seis cláusulas previas, el estudiante dice:
 
7. Que así me ayude mi  Yo Superior.
 
La cláusula final establece la naturaleza interior del voto e indica “delante de quien” uno asume el compromiso.  
 
El voto no se hace a un dios particular o gurú. No se hace al director de alguna escuela esotérica.
 
Es una decisión individual hecha delante de su propia consciencia, su yo superior y alma espiritual.
 
Nuestros compañeros a lo largo del camino pueden ser testigos de tal decisión. Pero el templo en el cual se asume el compromiso consiste del propio corazón de uno. Es el Templo sagrado de la Auto-Responsabilidad. [6]
 
La séptima cláusula evoca al Antahkarana, el puente dinámico entre el yo inferior y superior de cada uno. El contacto con el más alto se expande más rápidamente con la práctica diaria de las seis cláusulas previas. [7]
 
En Geometría, tal compromiso de siete cláusulas tiene relación con la estrella de seis puntas de la tradición Oriental y Judía.
 
La séptima cláusula del compromiso es oculta, o esencial, por lo tanto no está enumerada. El punto séptimo de la estrella de seis puntas está en su centro y es invisible a la lógica superficial.
 
El dinamismo de la estrella Oriental y Judaica contiene la rueda de la vida, cuyo centro está en todas partes. El dinamismo de las seis cláusulas numeradas del compromiso teosófico es  garantizado por su cláusula séptima,  que evoca a nuestra alma espiritual.
 
Nuestro yo superior está más allá de lugares geográficos o situaciones en el tiempo. Es universal, impersonal y no tiene sentido de separación: es la luz divina dentro de nosotros mismo. Intentar escucharle es una decisión correcta. La tarea incluye una serie de pruebas a nuestro discernimiento y determinación. Uno debe aprender bajo probación. Las bendiciones internas de la sabiduría son recibidas mientras enfrentamos dificultades exteriores.  
 
NOTAS: 
 
[1] El texto  “El Significado de un Compromiso” (“The Meaning of a Pledge”), fue  publicado por primera vez por H. P. Blavatsky en su revista “Lucifer” de Septiembre, 1888. Fue publicado en la revista “Theosophy”, Los Angeles, en las ediciones de Noviembre 1914 (pp. 25-29) y Diciembre 1953 (pp. 53-58); y por “The Aquarian Theosophist”, en Enero 2013. El artículo está disponible en nuestros sitios web asociados.  
 
[2] Sobre la aspiración al verdadero discipulado,  vea en nuestros sitios web asociados el texto en lengua portuguesa  “Uma Escola Esotérica de Três Mil Anos”.
 
[3] Ver en nuestros sitios web el artículo “The Theosophical Movement”, de William Q. Judge.
 
[4] “Una visión constante del ideal de progreso perfección humanos; ver ítem 13 del artículo “Commentaries to the Golden Stairs”, de Carlos Cardoso Aveline, que está disponible en nuestros sitios web asociados.
 
[5] Leer el artículo “Respect for the Lower Self”, de Carlos Cardoso Aveline, que se puede encontrar en los sitios web asociados.
 
[6] Leer el artículo “Pledges in Theosophy, Real and Phony”, de Carlos Cardoso Aveline. Se puede encontrar en nuestros sitios web asociados.
 
[7] La velocidad más alta fortalece los retos a lo largo del camino.
 
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El texto “Las Siete Cláusulas de un Compromiso” es una traducción de “The Seven Clauses of a Pledge”, que está disponible en nuestros sitios web asociados. La traducción es de Juan Pedro Bercial.
 
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En septiembre de 2016, luego de un cuidadoso análisis de la situación del movimiento esotérico internacional, un grupo de estudiantes decidió crear la Logia Independiente de Teósofos, que tiene como una de sus prioridades la construcción de un futuro mejor en las diversas dimensiones de la vida.
 
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