La Televisión Comercial
Destruye La Capacidad de Pensar
 
 
Carlos Cardoso Aveline
 
 
Los Nuevos Médiuns
 
 
 
Qué es un  médium? 
 
La teosofía combate todas las formas de mediunidad. Ella define como médium aquella persona que deja que su cabeza, su propio cerebro y su conciencia sean tomados y dominados por una inteligencia ajena.   
 
En la mayor parte de los casos, esa inteligencia externa utiliza y  manipula libremente la conciencia del individuo con el objetivo de alcanzar sus propios fines, los cuales, dicho sea de paso, pocas veces son legítimos.
 
Desde este punto de vista,  el telespectador – el ciudadano que asiste a los canales comerciales de televisión – es un “médium”, es decir, un in-consciente, alguien que desiste de ser responsable por sus propios sentimientos y pensamientos.
 
Una diferencia básica entre el médium espiritista y el “médium” televisivo es que, en el segundo caso, no hay percepciones extra-sensoriales – excepto por el bien conocido efecto hipnótico. El punto central en común es que en los dos casos el ciudadano renuncia a su autoconciencia. 
 
La cabeza del espectador – tanto como la conciencia del médium espiritista – es tomada  por pensamientos, imágenes y razonamientos enteramente ajenos, pero, en este caso, las imágenes y pensamientos son producidos con objetivos comerciales y para servir a los intereses de grupos económicos cuyo poder tiene como base complejas técnicas de dominación mental a distancia. Para el “médium” de los medios de comunicación social, el “espíritu” es el aparato de televisión.
 
Teósofos y estudiantes de filosofia han podido observar que las personas que sufren de la “mediunidad” fabricada por los canales comerciales de televisión se quedan en gran parte incapacitadas para cualquier pensamiento profundo – sea o no sea filosófico.  
 
A continuación, tales individuos – sin que siquiera sepan que su capacidad intelectual ha sido gravemente reducida por medios artificiales – piensan con frecuencia que la teosofía y la filosofía son “demasiado difíciles”, o “excesivamente abstractas”, o “complicadas”.
 
La verdadera causa de esta dificultad de pensar sobre la vida o de comprender filosofía está en un amplio proceso colectivo de dominación mental para fines comerciales.  Se trata de la obstrucción operacional de las conexiones cerebrales profundas,  a través de corrientes de conexiones cerebrales superficiales, que no tienen valor propio ni significado real, y que son inducidas desde afuera para adentro por medios electrónicos.
 
Sin embargo, cuando son interrumpidos el hábito y la dependencia de la televisión, se observa que en poco tiempo desaparece, en el ciudadano, la fuerte deficiencia intelectual inducida por la dominación electrónica de su mente y de sus emociones.
 
El “médium” electrónico recupera, entonces, contacto con sus propias emociones. Se reduce, en su conciencia, el nivel de ansiedad que estaba siendo estimulada artificialmente. El individuo comienza otra vez a pensar por sí mismo y vuelve a la vida. Ya no es solamente un fantoche. No es un fantasma dominado por  programaciones electrónicas.
 
A continuación, los temas de la filosofía y de la teosofía pasan a ser reconocidos por el ciudadano como comprensibles.  Su alma despierta.  El individuo deja de ser un objeto, para ser – cada dia más – el  sujeto y el director de su propia vida.
 
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Acerca del papel del movimiento teosófico en el  despertar ético de la humanidad, lea el libro The Fire and Light of Theosophical Literature”, de Carlos Cardoso Aveline.
 
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Publicado en 2013 por The Aquarian Theosophist, el volumen tiene  255 páginas y puede ser obtenido en Amazon Books.
 
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