La Vida Espiritual No Está Hecha de Descanso
Sutil Sino de Acción Creadora y Contentamiento 
 
 
B. P. Wadia
 
 
 
El Sr. B. P. Wadia (1881-1958)
 
 
 
“Si nuestros pensamientos y acciones
iluminan nuestras propias mentes y traen
paz y alegría a nuestros corazones, entonces
son expresiones naturales de la luz interior.”
 
 
 
En el trabajo o el juego, tanto en los negocios como en el deporte, los hombres se preparan mediante la práctica constante.  El estudiante-servidor de la Teosofía también se da cuenta de que tiene que prepararse para crecer, y percibe el hecho de que el crecimiento ocurre a través del servicio.
 
Al adquirir esta percepción y ponerla en práctica, comete errores. Los caminos de la vida superior son tan diferentes, y el modo de desarrollo interno está en tal desacuerdo con los métodos de lo que se llama progreso moderno, que invariablemente sobreviene una pérdida de tiempo – y el tiempo es el más costoso de todos los productos en cualquier mercado.
 
Es necesario adoptar ciertas ideas que facilitan nuestros esfuerzos en la preparación. La primera de ellas es como un espejo en el que podemos medir la estatura de nuestra naturaleza interna creciente. La vida espiritual no es hecha de descanso sutil sino de una creciente actividad creativa que engendra el verdadero contentamiento. ¿Sentimos la chispa de la vida y de la satisfacción en el trabajo?
 
En todas las cosas y en todo momento, ¿Nos sentimos animados naturalmente, es decir, sin ningún esfuerzo? Esta es la prueba. Tenemos la tendencia a juzgarnos a nosotros mismos por la alabanza o la culpa que otros nos otorgan. A menudo valoramos nuestro trabajo enteramente a la luz de la reputación que evoca; esta no es la prueba. El desarrollo espiritual expresa su fuerza en forma de luz para la mente y de tranquilidad para una conciencia cada vez más activa. Si nuestros pensamientos y acciones iluminan nuestras propias mentes y traen paz y alegría a nuestros corazones, entonces son expresiones naturales de la luz interior. El descontento proviene de la ausencia de dicha, Ananda, que es la naturaleza misma de Buddhi.
 
La afinidad que subsiste entre nuestra naturaleza interior y exterior ofrece la segunda de las reglas para nuestra consideración.
 
La confianza en Atma crece con la negación de ahankara. En la palabra “negación” se encuentra una de las principales prácticas de la vida del guerrero de alma. La vida de los sentidos produce el Egoísmo. Los poderes y las fuerzas de la mente son prostituidos para la satisfacción del deseo en todas las relaciones de la vida. El lazo marital, sagrado y benéfico, subsiste entre los poderes mentales y el espíritu humano, de naturaleza divina. Lo que pasa en la sociedad moderna es sintomático de lo que ocurre en la vida de muchos estudiantes de la Sabiduría. La degradación de la vida matrimonial, tan extendida en nuestra civilización, fluye del mismo arquetipo de donde emergen las divisiones en la vida individual por las cuales vivimos alternadamente una vida animal y una vida superior divina. Entre las dos, sin embargo, oculto u oscuro, hay seguramente una relación, la cual se expresa en la segunda regla que estamos examinando.
 
En nuestra preparación para el Camino de la Santidad, tenemos que practicar la negación de ahankara-egoísmo por un constante llamado a Atma, el Dios interior. De ese modo, la confianza en uno mismo crece. Atma es altruista, tanto en el pequeño ser humano como en el gran universo. Está en todas partes debido a su naturaleza altruista. Confiar en Él es ver en su justa proporción las expresiones múltiples del alma de ahankara, el yo inferior. La luz del Atma nos permite determinar los valores reales de las diferentes partes que componen el yo inferior.
 
Por lo tanto, la contemplación de Atma se hace necesaria; el Corazón puro impregna no sólo el cielo sino el infierno. El descenso de Jesús a las regiones inferiores es una versión dramatizada de las experiencias psicológicas que cada neófito atraviesa. En la conquista de la carne, en la santa cruzada, la Jihad de los musulmanes, el puro altruismo del Atma puro que impregna el campo de batalla domina al bien y al mal, al cielo y al infierno, emergiendo superior a ambos. Uno de los pares de opuestos, el placer, es a menudo confundido con la Dicha, por la misma razón que el yo inferior y ahankara se confunden con el ser superior y Atma. En la preparación, la luz de Atma, que es la Dicha, el amor de Atma, que es la Sabiduría, y el Trabajo de Atma, que es Sacrificio, tienen que ser vistos como superiores al placer, el conocimiento, y la actividad del yo inferior. Con esta percepción llega la fuerza para “matar”, esto es, regenerar el hombre-animal.
 
El poder alquímico para transformar el metal más vil del ser inferior en el oro de lo más alto habita en el corazón del hombre. Esta poderosa Fuerza o Shakti permanece latente y dormida – un dragón de la Sabiduría enroscado. En otras partes de la constitución humana está la serpiente venenosa del yo, el enemigo eterno de todo aspirante a la Sabiduría y Altruismo. Serpiente y Dragón son de la misma especie y por ello hay el antiguo consejo: “sé misericordioso con el enemigo; permanece en guardia contra sus traiciones”. Someter lo que es inferior sin irritarlo es una acción que requiere habilidad. Las dos características necesarias para esta empresa son un sentido de humor frente a las debilidades del yo inferior y una vigilancia incesante en relación a sus métodos insidiosos.
 
En esta guerra santa de regeneración, hay que utilizar el poder purificador del conocimiento. Aquí es donde la Teosofía resulta útil como un conjunto de conocimientos seguro e infalible, fundados y criados en la experiencia acumulada de los sabios. Toda persona decente quiere mejorar su vida; muchos entusiastas están dispuestos a practicar las reglas de conducta que le traerán éxito. Pero muy pocos estudian de hecho la ciencia del alma, ni siquiera teóricamente, ya que la ley de la confianza en Atma por la negación de ahankara les asusta o les desanima.
 
Los que entienden la enseñanza mentalmente a menudo caen en las viejas formas y modos de negación de Atma y confían en ahankara. No se da tiempo suficiente – tal es la naturaleza apresurada de nuestra raza humana actual – para la asimilación de lo que se estudia. La generación espontánea del Dragón de la Sabiduría en la cueva del Corazón sólo puede tener lugar con el transcurso del tiempo. Si en ese período estamos preocupados por los acontecimientos o demasiado fatigados, nos identificamos con esos acontecimientos y con las cosas. “Sólo Kala (el tiempo) sobrevive a Yama (la muerte); Atma (el verdadero Ser) está hecho de Kala (tiempo)”. 
 
Para ser más capaces de ayudar y enseñar a otros, debemos tomar tiempo para estudiar, y permitir que el tiempo nos use para el proceso de asimilación. De ese modo yoga es obtenido con el Tiempo.
 
El conocimiento sobre el transcurrir del tiempo purifica el yo inferior de su escoria y da a luz a la compasión, con el apoyo de la cual otros pueden ser realmente ayudados. La compasión reemplaza el Conocimiento por la Sabiduría, y hace que todas las acciones sean de sacrificio, y toda la existencia dichosa. De este modo se logra el yoga con el espacio.
 
A través de un estudio de la Teosofía adquirimos Sabiduría, y con la práctica de la Teosofía adquirimos Compasión; estas dos conducen al logro y la realización de la Dicha en la Vida interior.
 
Ser dichosos, ser compasivos y tener discernimiento – estos factores constituyen la eterna tríada de preparación para la vida de servicio Espiritual. En este intento, nos dice la Enseñanza, “Cuidado con la seguridad asentada; ella conduce a la pereza, o a la presunción.”
 
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El texto “Sobre la Autopreparación” es una traducción del artículo “On Getting Ready”, que está disponible en nuestros sitios web. Puede ser encontrado en el libro “Living the Life”, de B. P. Wadia, Indian Institute of World Culture, Bangalore, India, 1981, 156 páginas, pp. 23-26. La traducción al español es de Juan Taréis.
 
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Sobre la diferencia entre verdad y falsedad en el movimiento esotérico, vea el libro “The Fire and Light of Theosophical Literature”, por Carlos Cardoso Aveline. Publicado in 2013 por The Aquarian Theosophist, el volumen tiene 255 páginas y puede ser obtenido a través de Amazon Books.
 
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