Para la Logia Independiente, las
Ganancias del Camino No Son Monetarias
 
 
Carlos Cardoso Aveline
 
 
 
El apoyo altruista a la vida es una fuente de felicidad,
y está en la esencia del movimiento teosófico auténtico
 
 
 
La cuestión del dinero parece tener una importancia decisiva en los movimientos esotéricos. Ella constituye uno de los elementos que diferencian a la Logia Independiente de Teósofos, LIT, de otras corrientes y escuelas de pensamiento.
 
Siguiendo la tradición pitagórica y teosófica, la LIT no cobra suscripción, no exige pagamiento de mensualidades ni cobra cosa alguna por sus cursos y enseñanzas. El motivo es que ella parte de la premisa de que la sabiduría universal – así como los océanos,  el espacio sideral, nuestro planeta y el aire que respiramos – pertenece a todos los seres, y por tanto no debe ser objeto de compra o venta. ¿Cómo puede alguien vender algo que no le pertenece, o que le fue dado de forma gratuita?
 
Para la filosofía esotérica, cuando una escuela de pensamiento obedece a la lógica del dinero, acaba adoptando también la lógica del poder por el poder, la lógica de la propaganda irresponsable y así sucesivamente. No es difícil observar este fenómeno en la práctica actual de los movimientos “esotéricos”. Metas monetarias y de poder institucional frecuentemente traen consigo la distorsión y la falsificación de la enseñanza.
 
Ya en el mundo antiguo, la venta de enseñanzas sagradas era la marca registrada de los Sofistas, que no por casualidad distorsionaban la verdad según las conveniencias de corto plazo. Desde Pitágoras y Platón, la transmisión libre de la enseñanza, basada en el mérito y sin ningún tipo de preocupación material o monetaria, es el sello de los filósofos clásicos y estudiantes de la Teo-Sofía. A partir de 1875, cuando se creó el movimiento teosófico moderno, los teósofos que vivencian la enseñanza siempre han seguido el ejemplo de los fundadores,  llevando vidas modestas.
 
Los filósofos clásicos y los teósofos modernos no son los únicos que piensan así. En la tradición del Cristianismo, la “pobreza franciscana” no es sólo un producto de la imaginación poética. En los primeros tiempos de la Orden de Frailes Menores, fundada por  Francisco de Asís, cualquier religioso que tuviese o aceptase monedas era expulsado sumariamente.[1] En este punto, la figura de San Francisco acerca  la tradición mística cristiana a la doctrina esotérica de Oriente.
 
Es cierto que la sociedad industrial moderna depende mucho más del dinero que el mundo medieval de San Francisco de Asís. Pero permanece intacta, hoy como en cualquier época, la necesidad ética de no mezclar indebidamente los objetivos materiales con las metas  espirituales.
 
El Karma es una ley sagrada, y que por lo general tiene su propia manera misteriosa de proteger a aquellos que dedican su vida a la sabiduría y aceptan una vida pobre, modesta. La  “ley de la protección kármica” también puede ser observada y verificada en la práctica. En base a ella, los miembros del movimiento teosófico auténtico están invitados a avanzar con un trabajo que es sagrado, esto es, gratuito. El camino espiritual no es una actividad que pertenece a la rama del comercio, y los caminantes no deben esperar cosas materiales o visibles a cambio de sus esfuerzos; ni dinero, ni prestigio, ni fama, ni poder.
 
Tal vez haya quienes desprecian la enseñanza teosófica porque, siguiendo la tradición filosófica y esotérica auténtica, ella no ofrece fama o prosperidad material a quien la estudia. No todo el mundo puede entender que la sabiduría universal no tiene dueños. Los estudiantes de la teosofía clásica prefieren trabajar en sintonía con quienes perciben la energía positiva del servicio desinteresado y altruista, sobre la base de una ayuda mutua que no es, y no podría ser, intermediada o sustentada en el dinero.
 
Es cierto que el movimiento esotérico y teosófico siempre ha vendido libros y todavía lo hace. La LIT tiene algunas pequeñas librerías en Internet. La Logia Unida de Teósofos, con la cual la LIT tiene afinidad histórica, está vinculada a Fundaciones sin fines de lucro que venden libros y revistas: baratos, por cierto.
 
Los teósofos pueden y deben vender y comprar pan integral, verduras sin venenos, buenos libros, pequeñas publicaciones y otros productos de materiales útiles. Todo esto es parte de la nueva economía solidaria que está emergiendo y debe fomentarse. Pero los cursos, conferencias y otras actividades intelectuales promovidas en la perspectiva de la LIT y la teosofía clásica no deben ser objeto de pagamiento.
 
La sabiduría universal pertenece a todos los seres y por tanto no es ni puede ser un “producto” puesto a la venta. Cuando se sigue la propuesta de trabajo de H. P. Blavatsky y de la LIT, la comprensión espiritual debe estar más allá de las relaciones comerciales o de control político de grandes instituciones.  
 
Las actividades de la LIT que tienen costos materiales son posibles gracias a las donaciones espontáneas de sus miembros.
 
Nada se cobra.
 
Esta forma de trabajo puede parecer imposible y sin atractivo – pero ha sido eficaz. Y hay indicios de que la energía pura de la generosidad acaba por proteger en muchas situaciones al individuo altruista; al menos parcialmente.
 
En algunos casos, una cierta “desesperación económica” acompaña a la pobreza personal de aquel que abandona el materialismo a cambio de la búsqueda de la sabiduría. Esta es una de las pruebas y aprendizajes del camino. Vivir modestamente constituye una clave para no tener deudas y centrar la existencia personal en el estudio y la experiencia de la enseñanza.
 
Las Donaciones a la LIT
 
Una vez que alguien simpatiza con el trabajo de la Logia Independiente y pasa a colaborar activamente con sus tareas, es natural que en algún momento también formalice su asociación solicitando su ingreso. Recibirá así su Certificado de Asociación. [2] A partir de este momento es válido compartir algo de los costos materiales que inevitablemente forman parte del esfuerzo teosófico de la Logia.
 
Un gesto altruista es parte del aprendizaje, y la LIT debe dar ejemplo de altruismo. Por ello, no estipula ningún nivel mínimo de donación.
 
El valor de la contribución en sí no tiene importancia kármica, pudiendo ser simbólica. Por otro lado, el acto meritorio de una donación mensual regular es de una importancia kármica significativa, conforme queda claro – para quien estudia el discipulado laico – en la cláusula seis del artículo “Las Siete Cláusulas de un Compromiso”. [3]
 
Igualmente importante es el examen de conciencia del estudiante, que le lleva a definir una suma incapaz de causar perjuicio a su presupuesto mensual personal, y que tampoco sea inferior a lo razonable.
 
Cada asociado debe juzgar esto.
 
Las donaciones como hechos aislados son aceptables si son gestos espontáneos; e incluso pueden venir de simpatizantes que no han formalizado su asociación. Pero es el proceso de donación regular que permite observar mejor el poder del altruismo en el alma de uno, así como la fuerza opuesta. Sabemos que la energía del altruismo se enfrenta a obstáculos y retos en el alma de cada estudiante. La donación debe tener un tamaño que le permita a uno hacerla con estabilidad.
 
Los gastos personales realizados en los frentes de trabajo teosófico creados por el estudiante individualmente cuentan como donaciones, sin necesidad de recibos y valor aproximado. Incluso en este caso, es útil, cuando sea posible, hacer un aporte regular de valor simbólico. Este hecho refuerza el magnetismo del esfuerzo común en el plano físico y material, y aumenta en un nivel concreto la fuerza de la buena voluntad mutua. De este modo son también vencidos, al menos en parte, los elementales del egoísmo financiero producidos por la civilización moderna, y que atacan de diversas maneras al estudiante a lo largo del camino.
 
Flexibilidad y Persistencia
 
El tema de la relación entre la vida teosófica y la vida económica es innegablemente complejo. No se exige ni se pretende tener una coherencia absoluta, especialmente en las primeras fases del aprendizaje. La flexibilidad y la persistencia, combinadas, forman parte de la fórmula para el éxito. 
 
Todo despertar es gradual, y en esta como en otras cuestiones de la vida, cada uno debe ser conscientemente un alumno y un discípulo de su propia consciencia.
 
Los principios mencionados arriba apuntan a los criterios éticos adoptados no sólo por los fundadores del movimiento teosófico, sino por los místicos de las diferentes religiones y filosofías auténticas de todos los tiempos. La Logia Independiente forma parte de esta tradición. Para ella las ganancias del Camino no son monetarias,  y no se expresan por grandes edificios o bienes materiales de cualquier tipo.
 
NOTAS:
 
[1] “Regra Não-Aprovada da Ordem dos Frades Menores”, subtítulo 8, “Que os Irmãos Não Recebam Dinheiro”. Vea el volumen “Os Escritos de São Francisco de Assis”, Ed. Vozes, Petrópolis, RJ, 1979, 289 pp., especialmente pp. 75-76  y 102. Vea en nuestros sitios web asociados el artículo “Francisco, o Santo Panteísta”.
 
[2] Sobre el ingreso a la LIT, lea en nuestros sitios web el artículo “Los Tres Tipos de Asociados”.
 
[3] El texto está disponible en nuestros sitios web.
 
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El texto “El Dinero Según la Teosofía”  fue traducido en 2017 por Juan Pedro Bercial. Título original en portugués: “O Dinheiro Segundo a Teosofia”.
 
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En septiembre de 2016, luego de un cuidadoso análisis de la situación del movimiento esotérico internacional, un grupo de estudiantes decidió crear la Logia Independiente de Teósofos, que tiene como una de sus prioridades la construcción de un futuro mejor en las diversas dimensiones de la vida.
 
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