La Vieja Jerusalén es un Lugar de
Encuentro de Diferentes Filosofías,
Religiones y Áreas de Conocimiento
 
 
Carlos Cardoso Aveline
 
 
 
Una vista del Monte del Templo, en Jerusalén
 
 
 
¿Cuál será el futuro del Monte del Templo? Muchos hablan o discuten acerca del pasado y el presente del Monte. Habría que investigar cuándo, al fin y al cabo, se volverá una fuente de paz en lugar de una fuente de conflictos. También habría que determinar a quién le corresponde esta tarea.
 
Los fundadores de la Meeting Place Association de Jerusalén son israelíes nacidos en Rusia. Tienen puntos de vista y antecedentes distintos, pero comparten un amor común por la tierra de Israel y por el Monte del Templo, que consideran el corazón espiritual del país.
 
La Meeting Place promueve un diálogo respetuoso entre personas que tienen opiniones distintas, desde laicos hasta ultraortodoxos. Está abierta a la cooperación amistosa con no judíos de cualquier país. En 2015, publicó el libro de 76 páginas titulado “Arise and Ascend: a Guide to the Temple Mount”. [1] El rabino Yehudah Glick escribió lo siguiente sobre el futuro del Monte en el epílogo de este volumen:
 
“Personas de todo el mundo aspiran a visitar el lugar donde, a la larga, según la profecía de Isaías, todas las naciones acudirán en busca de la palabra del Señor”. [2]
 
Naturalmente, las palabras son instrumentos limitados, y la teosofía moderna dice que la personificación de la divinidad crea una confusión profunda.
 
Al personalizar deidades, muchas religiones, iglesias y sectas acaban reduciendo las inteligencias divinas a su propia imagen y estrechez de mente. El siguiente paso consiste en intentar manipular a todos los demás para que crean que esta es la única deidad verdadera. Aunque el judaísmo está, en gran medida, libre de este peligro, hay que tratar el asunto con cuidado.
 
Según la filosofía esotérica, el universo es guiado por una Ley impersonal e intrínseca de equilibrio dinámico, y por un número infinito de inteligencias divinas que obedecen la Ley Única. Se hace alusión a la sustancia de algunas de ellas en, por ejemplo, los diez Sefirot de la teosofía y la filosofía judaicas.
 
La diversidad de las inteligencias universales divinas y el contraste vivo entre ellas sugiere la necesidad de una visión intercultural de las cosas en la tierra. El cielo y la tierra están más conectados de lo que muchos sospechan. El misterio de la unidad en la diversidad, o la armonía en el contraste, está bien expresado en los conflictos y esperanzas que rodean a Israel y el Monte del Templo.
 
Durante miles de años, los judíos, las naciones de Oriente Medio y la humanidad en conjunto han vivido tanto la bendición como la desgracia de la diversidad religiosa. Ya ha pasado el tiempo suficiente; ahora, cualquier lugar o momento puede ser la ocasión correcta para reconocer la unidad interna bajo el contraste externo, y para promover una cooperación trascendente, más fuerte que la ignorancia o la mala voluntad.
 
En los últimos días del mes de junio de 2016, la Meeting Place Association publicó, en ruso y en inglés, el documento titulado “Temple Mount, Jewish People and Peoples of the World”. [3]
 
“Los puntos de vista expresados en el texto reflejan solamente nuestra opinión personal”, dicen los autores Anya Antopolsky y Meir Antopolsky:
 
“Estas perspectivas no reflejan, de modo alguno, las opiniones de ningún grupo de personas, incluidos la Meeting Place Association y los grupos de gente que suben habitualmente al Monte del Templo. Tampoco pretendemos expresar algún tipo de opinión de todos los judíos en general. Sin embargo, dado que nuestras actividades involucran subidas habituales al Monte del Templo (…), consideramos oportuno declarar abiertamente nuestra opinión sobre el asunto”.
 
El artículo explica que, de acuerdo con la tradición:
 
“Hay toda una serie de acontecimientos relacionados con el Monte del Templo, incluidos la creación del mundo, el final del diluvio y, finalmente, el intento de Abraham de sacrificar a su hijo Isaac. Las evidencias históricas sugieren que su importancia aumentó con la conquista judía de Jerusalén, aproximadamente en los siglos XI-X a. C., cuando el rey David instaló el altar en su cumbre, y su hijo Shlomo (Salomón. Solimán) construyó el templo. El templo pretendía ser un centro espiritual para los judíos y también un lugar para que cualquier persona del mundo se reuniera con su Creador. El Rey Shlomo rezó lo siguiente: ‘El extranjero, que no es de tu pueblo Israel, que viniere de lejanas tierras a causa de tu nombre (pues oirán de tu gran nombre, de tu mano fuerte y de tu brazo extendido), y viniere a orar a esta casa, tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, y harás conforme a todo aquello por lo cual el extranjero hubiere clamado a ti, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre y te teman, como tu pueblo Israel, y entiendan que tu nombre es invocado sobre esta casa que yo edifiqué’ (1 Reyes 8:41-43)”.
 
El documento afirma que los profetas bíblicos comparten esa visión universalista:
 
“Incluido Isaías, quien, razonando sobre la cuestión de la entrada al templo de personas no judías, pero que buscan adorar a Dios, dijo: ‘Yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos’ (Isaías 56:7)”.
 
La teosofía y el judaísmo concuerdan en muchos puntos esenciales.
 
En el Pirkei Avot se dice que “sobre tres cosas se sustenta el mundo: la Torá, la adoración de lo divino, y los actos de bondad amorosa”. [4]
 
Las doctrinas orientales dicen cosas similares. Los aforismos del yoga de Patanjali enseñan: “El universo existe solamente en beneficio del alma”. [5]
 
La relación correcta entre el alma individual y el universo incluye el equilibrio. El concepto de justicia corresponde a la idea de “Tao” enseñada por Lao Tse. Además del taoísmo, este principio es supremo en Confucio y en la teosofía; también es llamado “ley del karma”. Y la sabiduría talmúdica dice: “Por medio de tres cosas perdura el mundo: verdad, justicia y paz”. [6]
 
Para que el Monte del Templo sea un centro de paz, hay que comprender un hecho básico: debe haber justicia y equilibrio en la manera en que las varias religiones se relacionan entre sí. Y esta meta aún no ha sido alcanzada: las actuales reglas de acceso al Monte son injustas.
 
El documento de la Meeting Place Association resume así la situación:
 
“Hoy en día, el lugar, aunque esté bajo la soberanía de Israel, realmente se halla sometido a las reglas musulmanas relativas a los bienes habices, que restringen la libre entrada a todos los no musulmanes, especialmente a los judíos. A los no musulmanes nunca se les permite rezar y adorar a Dios allí. Además, los extremistas musulmanes amenazan continuamente con usar métodos terroristas contra los judíos que se atrevan a subir el Monte para rezar allí. Esta situación es una profanación grosera del espíritu del lugar”.
 
La libertad religiosa es un punto clave en la democracia moderna. Suena absurdo que, en la capital del Estado de Israel, los judíos no tengan acceso libre a su más sagrado lugar de culto. Este hecho expresa también el extremo autocontrol del Estado judío delante de la intolerancia y la mala voluntad islámicas, hasta el punto de incluso ser injusto con su propia gente.
 
Tarde o temprano, se encontrará una solución equilibrada para el Monte del Templo. ¿Qué quieren conseguir algunos miembros de la Meeting Place Association en un futuro cercano?
 
Los autores del documento dicen:
 
“Creemos que lo más importante que hay que conseguir en un futuro cercano es el acceso libre al lugar para todas las personas, sin discriminaciones por motivos de religión, raza, nacionalidad u origen étnico. No hace falta decir que las autoridades han de encargarse de tomar medidas de seguridad; por ejemplo, cachear a los que quieran entrar para comprobar que no lleven armas. Asimismo, los musulmanes han de poder seguir rezando diariamente y participar en sus otras actividades religiosas sin ninguna restricción, tal como hacen ahora y han estado haciendo en los últimos siglos”.
 
El Monte entero debe estar abierto a visitantes, con algunas excepciones:
 
“Pensamos que todo el territorio del Monte ha de estar siempre abierto (excepto durante las plegarias en la mezquita) para todo el que quiera ir, incluidos turistas, peregrinos, judíos, cristianos o cualquier persona de cualquier fe religiosa. No son aceptables las restricciones al uso de literatura o símbolos religiosos, ni el control de las palabras que dicen los visitantes. También es inaceptable la violencia verbal o física contra algún grupo étnico o religioso”.
 
Esto debe lograrse  lo antes posible. En cuanto a las metas a medio plazo, el texto admite una dificultad para prever los acontecimientos:
 
“Cuanto más distante es el futuro que tratamos de prever, más difícil es nuestra tarea y más oscuro el cuadro que podemos imaginar. Sin embargo, creemos haber concebido una idea general del Monte del Templo transformado en un lugar donde personas de cualquier fe religiosa y movimiento espiritual derivado del monoteísmo ético de la Biblia judaica y de la sabiduría de Abraham, Moisés, David y Salomón podrán meditar, rezar y rendir culto con canciones, o en silencio, o de cualquier otra manera, siempre que esta sea apropiada”.
 
El documento destaca la importancia de garantizar la libertad religiosa y las libertades personales de todo el mundo, y añade:
 
“También es vital no socavar el papel del Lugar Sagrado como centro del monoteísmo y del culto a Dios, el único Creador. ¿Cómo puede mantenerse este equilibrio? Parece obvio que no todas las formas de adoración serían apropiadas aquí. Por ejemplo, el uso de imágenes religiosas probablemente no sería apropiado. Lo que importa es seguir cualquier reglamentación de modo pacífico y lícito”.
 
El autoritarismo es un signo de debilidad, mientras que la aceptación de la diversidad muestra que se tiene fuerza interna. Por tanto, los derechos de los ateos y las personas no religiosas deben ser respetados:
 
“Es evidente que también ha de respetarse el derecho intrínseco de todos los ateos o personas no religiosas a visitar libremente el lugar sagrado. La única autoridad en Oriente Medio que puede garantizar tales libertades religiosas es el Estado de Israel. Por tanto, es una necesidad imperativa, y una cuestión de justicia histórica, que el Estado de Israel mantenga su plena soberanía sobre el Monte del Templo”.
 
¿Qué hay del futuro a largo plazo? El artículo menciona la creencia en un tercer templo que será construido:
 
“Las (…) visiones proféticas auguran que en el fin de los tiempos se reconstruirá el Tercer Templo, y este se volverá un lugar desde el que la palabra de la sabiduría y de la paz se diseminará por todo el mundo. (…) El único camino que llevará al levantamiento del Tercer Templo pasa por la educación, la empatía, el amor y la fe compartida. El camino de la guerra, el odio y el rencor no nos conducirá a ninguna parte. Asimismo, todo aquel que venga con amor y devoción a nuestro Padre que está en los cielos tendrá un lugar y un papel que desempeñar en ese Templo”.
 
Desde una perspectiva teosófica, es fácil ver que el Monte del Templo es un lugar kármico de encuentro de diferentes filosofías, religiones y áreas de conocimiento, incluidas la historia, la arqueología y el arte. Constituye un chakra o punto clave de la vitalidad interna de nuestra civilización planetaria. Debe dejar de ser una fuente de odio y empezar a producir buena voluntad entre las naciones y religiones. Cuando esto ocurra, dicho chakra será capaz de ayudar rápidamente a curar a la humanidad.
 
¿A quién le corresponde esta tarea? Y ¿cuánto tiempo hará falta para llevarla a cabo? Uno de los aforismos del Pirkei Avot responde a estas preguntas formulando otras:
 
* Si yo no me ocupo de mí, ¿quién lo hará?
* Y si solo me ocupo de mí, ¿qué soy?
* Y si no es ahora, ¿cuándo? [7]
 
La tradición oriental ve el tiempo cronológico como un Maya, una ilusión.
 
Todo instante presente es un fragmento inseparable de la eternidad. La totalidad de la duración ilimitada está contenida en una fracción de segundo. La esencia infinita del universo está secretamente presente en cada humilde punto de su insondable espacio-tiempo.
 
Es buena idea actuar, en todo momento, de la mejor manera que podamos y dejar que la Ley infalible se encargue de madurar los frutos de nuestros esfuerzos como mejor le parezca.
 
NOTAS:
 
[1] Arise and Ascend: a Guide to the Temple Mount” fue publicado por la Meeting Place Association y la Temple Mount Heritage Foundation.
 
[2] En la página 75.
 
[3] El artículo “Temple Mount, Jewish People and Peoples of the World” aborda cuidadosamente temas complejos. Para algunos, es sin duda un texto incómodo.
 
[4] “Ethics from Sinai”, de Irving M. Bunim: Philipp Feldheim, Inc., Nueva York, tres volúmenes, 1964, volumen I, perek I, mishná 2, p. 38.
 
[5] “The Yoga Aphorisms of Patanjali”, William Q. Judge, liro II, aforismo 21, edición de la Theosophy Co., Mumbai, 74 pp., 1965/1984, p. 26.
 
[6] “Ethics from Sinai”, de Irving M. Bunim: Philipp Feldheim, Inc., 1964, volumen I, perek I, mishná 18, p. 106.
 
[7] “Ethics from Sinai”, de Irving M. Bunim: Philipp Feldheim, Inc., 1964, volumen I, perek I, mishná 14, p. 91.
 
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El artículo “El Monte del Templo Como Fuente de Paz” fue traducido del inglés por Alex Rambla Beltrán. Texto original: “Temple Mount as a Source of Peace”. El artículo en inglés está disponible igualmente en nuestro blog teosófico en “The Times of Israel”.  La publicación en español ocurrió el 21 de marzo de 2024.
 
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