Las Lecciones Enseñadas Por
la Pandemia del Coronavirus
 
 
Carlos Cardoso Aveline
 
 
 
 
 
Mientras un centenar de países pasa por un profundo cambio psicológico y social debido a la expansión de la pandemia del coronavirus 19, la civilización occidental enfrenta una o dos lecciones sobre la ley de la vida.
 
Asia tiene un karma diferente, aunque las similitudes son muchas.
 
La pandemia produce transformaciones inmediatas en el panorama económico, político y social. La naturaleza de los cambios puede ser drástica, pero como son extremadamente complejos y multidimensionales, no es fácil comprenderlos a corto plazo. Las decisiones deben ser tomadas con firmeza, pero precisan ser constantemente reevaluadas y ajustadas, a veces de modo radical. Se toman decisiones fundamentales, con resultados a largo plazo, junto a medidas decisivas que pueden ser necesarias solo durante unos pocos meses. Está en juego el futuro inmediato de nuestra civilización.
 
La nueva situación puede ayudar a que las naciones occidentales se arrepientan y se recuperen del proceso catastrófico de perversión de la energía vital o Kundalini de sus ciudadanos, tal como Damodar Mavalankar afirma en su artículo “La Ética Humana y los Terremotos” [1], publicado en el siglo XIX.
 
La súbita reducción de la convivencia social, necesaria para proteger la vida frente a la pandemia del coronavirus, fuerza a mucha gente a mirar hacia dentro y reevaluar su vida.
 
La humanidad ha estado sufriendo desde hace siglos una grave desviación, el egoísmo materialista; y desde el comienzo del siglo veinte la enfermedad ha empeorado.
 
Con la excusa de la libertad y los derechos individuales, se ha incentivado el uso de drogas, el alcoholismo, la falsedad, la vanidad, el sensualismo, la dispersión mental, el aborto y la eutanasia. Versiones fanáticas de falsa religiosidad han surgido al lado de la adoración del dinero, la destrucción del medioambiente, las perversiones sexuales, los crímenes financieros y otras formas de ceguera moral.
 
Una vez que las lecciones del autocontrol y de la simplicidad voluntaria son aprendidas, los errores básicos que destruyen las comunidades son dejados de lado y la curación puede comenzar. Sin embargo, el proceso de abandono de las formas individuales y colectivas de ignorancia nociva solo puede acontecer si, en primer lugar, las personas dejan de apegarse a las ilusiones. Esto raramente es fácil.
 
El arrepentimiento y el rechazo de las ilusiones materialistas hacen que sea posible restablecer un vínculo fuerte con nuestra propia alma espiritual y con el mundo divino. En el judaísmo, Teshuvah, el retorno a lo sagrado, es un movimiento interno – tanto de toda la Creación como de los individuos particulares – hacia la perfección. Para Rav Abraham Isaac Kook, “esto se expresa en la vida del individuo y en la vida de la nación, en el desarrollo cultural y en la mejora del gobierno”.
 
Rav Kook afirma: 
 
“La penitencia general, que implica elevar el mundo hacia la perfección, y las penitencias particularizadas, que pertenecen a la vida personal de cada individuo (…) todas constituyen una sola esencia. Del mismo modo, todas las reformas culturales por las que el mundo se levanta de la decadencia, las mejoras en el orden social y económico a través de la corrección de cada error (…) todo eso constituye un todo inseparable”. [2]
 
Los obstáculos crean oportunidades. No hay razón para exagerar los sentimientos de tristeza. El futuro de la humanidad es sano y brillante. Pero no nos engañemos: no será a través de la práctica de la pereza como mejoraremos la vida. [3]
 
El planeta y la humanidad no están en peligro. Sin embargo, no se puede prever el precio a pagar antes de llegar a la próxima fase evolutiva, que será más segura.
 
La humanidad debe aprender de sus errores, para construir civilizaciones que merezcan vivir. La transición probatoria hacia un futuro mejor podría necesitar más de una gran catástrofe de dimensiones planetarias y devastadoras. La buena noticia es que esto es solo un peligro y una posibilidad, por más grande que sea en apariencia. La puerta de la sabiduría nunca se cierra. El equilibrio moral y la responsabilidad kármica también pueden ser desarrollados de manera que la destrucción externa a gran escala sea evitada.
 
La investigación teosófica seria muestra que la humanidad no está abandonada. Los sabios inmortales nunca se han olvidado de ella. Las grandes almas la están observando, ayudando y acompañando ahora mismo. Sin embargo, el comportamiento de sus Profesores – los Maestros de Sabiduría, en términos teosóficos – no es el de las madres neuróticas y exageradas que insisten en malcriar a sus hijos hasta que todo sea destruido.
 
La curación de los países tendrá lugar a través de la práctica generalizada de la autorresponsabilidad y la cooperación fraternal. La regla es: “Antes de desear, trata de merecer”. El primer paso para interrumpir el proceso de producción de dolor innecesario consiste en comprender las causas y las consecuencias de cada derrota de la ética.
 
La civilización actual es libre para desactivar el proceso de autodestrucción que resulta de la negación de los deberes morales. Los próximos pasos hacia la regeneración deben ser tomados simultáneamente en los varios niveles de la vida: el espiritual, el mental, el emocional y el físico. Para evitar el sufrimiento innecesario, tendremos que despertar de la  pesadilla lamentable del egocentrismo ciego.
 
NOTAS:
 
[1] Haga clic para ver el texto de  Damodar.
 
[2] “On Repentance”, Rabbi Joseph B. Soloveitchik, Maggid Modern Classics, adapted and edited by Pinchas H. Peli, Maggid Books, first Maggid edition, 2017, impreso en Jerusalén, 245 pp., ver pp. 227-228.
 
[3] Véase el artículo en portugués “A Essência do Futuro Humano”.
 
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El artículo “El Primer Paso Hacia la Curación” es una traducción del portugués y ha sido hecha por Alex Rambla Beltrán, con apoyo de nuestro equipo editorial, del cual forma parte el autor. Título original y link: “O Primeiro Passo Para a Cura”. La publicación en español ocurrió el 24 de marzo de 2020. El texto está publicado en inglés en los sitios web asociados bajo el título “The First Step in Healing”, y en nuestro blog en “The Times of Israel”.
 
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