La Vida Muestra Que No Hay Autoridad,
Liderazgo Ni Poder Más Elevados Que la Verdad
 
 
Carlos Cardoso Aveline
 
 
 
 
 
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El siguiente texto es una traducción del capítulo
dos del libro “The Fire and Light of Theosophical
Literature”, de Carlos Cardoso Aveline, publicado por
The Aquarian Theosophist em Portugal (255 pp., 2013).
 
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“Si a los ‘falsos profetas de la teosofía’ se les deja
intactos, los profetas verdaderos serán muy pronto
 – como ya lo han sido – confundidos con los falsos. Se
aproxima la hora de separar el trigo de la paja”. [1]
 
(Helena Blavatsky)
 
 
 
Al ser informados de la existencia de falsedades en la literatura teosófica, algunos lectores reaccionan preguntando lo siguiente:
 
“¿Quién puede decir qué parte de la literatura teosófica es buena para leer y qué parte no? ¿Cuáles son los criterios para juzgar esto? Y ¿quién inventó la idea de que existe tal cosa como la pseudoteosofía?”.
 
La respuesta es bien conocida para algunos y sorprendente para otros. En el libro “La Voz del Silencio”, se establece la distinción entre la doctrina del corazón y la doctrina del ojo. Esta es la misma diferencia entre la esencia y la forma, el hecho y las apariencias, la autenticidad y la falsedad, la teosofía y la pseudoteosofía. La primera en usar la expresión pseudoteosofía fue H. P. Blavatsky, quien dio al movimiento teosófico “La Voz del Silencio”.
 
Además, ¿quién puede prohibir a la gente debatir libremente sobre qué libros de la literatura teosófica son fraudulentos y cuáles no lo son? ¿Quién puede prohibir, en la actual era de internet, que los miembros de cualquier asociación teosófica sepan que Annie Besant afirmó haber alcanzado el ideal de perfección humana, o la liberación final, y ser, por tanto, un Maestro de Sabiduría? ¿O que hablaba con varios tipos de Maestros imaginarios, e incluso con el “Señor Cristo”, inventado por ella? Todo esto lo narró Mary Lutyens, la biógrafa oficial de Jiddu Krishnamurti. [2]
 
¿Quién puede impedir que los miembros de la Sociedad de Adyar perciban la importancia de los escritos de William Judge, o se sorprendan al conocer los detalles del repugnante golpe de Estado electoral en 2007-2008 contra Radha Burnier a través de una sucia campaña basada en mentiras sobre la salud de ella, todo lo cual fue cuidadosamente detallado por el propio Pedro Oliveira [3]? ¿Quién puede impedir que hoy en día la gente conozca la verdad en internet, o garantizar que la gente no tenga el coraje suficiente para leer el testimonio personal de José Ramón Sordo sobre su decepción con las ilusiones ritualistas de Adyar?
 
Todo el mundo puede juzgar, evaluar y decidir libremente qué leer y qué no. Algunos estudian la teosofía original, mientras que muchos otros se dedican a otras áreas de interés que puedan tener. Sin embargo, se está acelerando el ritmo al que los teósofos de la Sociedad de Adyar van despertando de las prácticas vaticanistas y “conversaciones con maestros” del período 1900-1934. Esto es bueno para las varias ramificaciones del movimiento esotérico.
 
Las raíces de la decadencia y parálisis “teosóficas” están en una literatura falsa y en el ritualismo. ¿Quién ha de intentar prohibir a la gente hablar sobre los hechos? También hay decadencia y parálisis entre los estudiantes de las enseñanzas originales de la teosofía. En este caso, la raíz parece ser una especie de estudio eclesial, incuestionable y relativamente sin vida.
 
La totalidad del movimiento está ahora dando pasos para abandonar las ilusiones del siglo XX. Hay docenas de miles de estudiantes dedicados en el movimiento. Muchos de ellos son amigos de nuestros sitios web o leen la revista “The Aquarian Theosophist”. Marcan la diferencia, pues ayudan a disipar la nube de desinformación pseudoteosófica del período 1900-1934.
 
En filosofía esotérica, es incorrecto sentir o pensar que “no hay verdad más elevada que nuestras autoridades”. Lo cierto es que no hay autoridad, liderazgo ni poder más elevados que la verdad.
 
Todo el mundo puede leer los textos del autor británico Geoffrey Farthing, por ejemplo, y ver a uno de los principales líderes de Adyar en el siglo pasado haciendo una clara descripción de la Sociedad de Annie Besant y una propuesta correcta para que esta se recupere de las ilusiones. Farthing señaló el camino, y en uno de sus textos habla francamente del pasado y el futuro de la Escuela Esotérica. [4]
 
Por supuesto, lo que es cierto de la Sociedad de Adyar es, al menos, parcialmente cierto de las otras asociaciones teosóficas. Nadie está por encima de los errores. El camino de la ilusión y el camino de la sabiduría son dos posibilidades en todo momento y lugar. Sin embargo, el peligro puede reducirse examinando regularmente esta pregunta: ¿a quién, o a qué, soy leal por encima de todo?
 
NOTAS:
 
[1] H. P. Blavatsky en su artículo On Pseudo-Theosophy”.
 
[2] El presente capítulo hace referencia a Mary Lutyens, José Ramón Sordo y Geoffrey Farthing. Estos tres pensadores escribieron textos en los que examinan las prácticas mayávicas o ilusorias en el movimiento teosófico, y que están publicados en nuestros sitios web.
 
[3] Pedro Oliveira sirvió a la Sociedad de Adyar como secretario internacional durante la década de 1990. Pedro desempeñó un papel clave a la hora de impedir la victoria de John Algeo en el intento de 2007-2008 por obtener la presidencia internacional a través de medios cuestionables. Véase su texto The 2007-2008 Events in Adyar”.
 
[4] El texto “To the Outer Head of the Adyar ES”, de Geoffrey A. Farthing, está disponible en nuestros sitios web.
 
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El artículo “¿Quién Tiene Derecho a Juzgar?” es una traducción del inglés, llevada a cabo por Alex Rambla Beltrán. Texto original: “Who Has the Right to Judge?”. La publicación en español ocurrió el 25 de julio de 2023.
 
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