El Foco de la Consciencia Debe
Expresar Un Propósito Elevado
 
 
Teósofo Anónimo
 
 
 
 
 
El verdadero estudio de cualquier área del conocimiento consiste en dedicar a sus temas, repetidamente, tal cantidad de consideración atenta que, al final, se vuelvan una parte integrante de la consciencia y, en cualquier momento y como respuesta a cualquier estímulo relacionado, puedan ser usados por la acción mental automática.
 
El verdadero estudio de un arte consiste, principalmente, en la repetición atenta de la acción de los órganos fisiológicos involucrados en la producción de dicho arte, hasta que la acción se vuelve automática y se efectúa tan bien y de forma tan natural como cualquier función fisiológica refleja original.
 
En estas definiciones, la palabra que califica los procesos necesarios es el adjetivo atento, que denota la presencia de la atención en los mismos. Sin esta palabra, las definiciones no solo serían imperfectas, sino esencialmente incorrectas y engañosas.
 
Solo cuando son atentas es cuando la consideración y la acción reiteradas pueden dar lugar a la posesión, por un lado, de un nuevo campo de conocimiento o, por otro lado, de una nueva área de poder.
 
¿Cuál es la naturaleza y el modo de expresión de esta suprema cualidad, la atención?
 
Una percepción intelectual adecuada de la respuesta a esta cuestión y la comprensión de la influencia de este tema en los procesos de la evolución personal humana son elementos fundamentales para un verdadero educador, sea profesor o no.
 
La palabra atención es usada ampliamente, aunque de forma vaga, en ambientes educativos. Sin embargo, no tenemos ninguna otra palabra con la que expresar coloquialmente esa actitud de la consciencia que, en cualquier estudio o adquisición de poder, es absoluta y continuamente exigida si se quieren resultados reales. Aunque el término concentración es más literalmente correcto en este sentido, para la mayoría de personas tiene una aplicación demasiado limitada y específica. Para un uso ordinario, la palabra atención es más adecuada.
 
Sin embargo, la atención a la que nos referimos, la atención de todos los procesos de adquisición de conocimiento, tal vez sea mejor comprendida si se considera como atención concentrada.
 
La atención es la condición o actitud de la consciencia en la que los rayos de esta se centran firme e ininterrumpidamente en aquello que se está haciendo o en el tema de estudio. El objeto de la atención puede ser presentado a la consciencia por uno o varios sentidos, o puede ser ya un contenido de la mente. El elemento especial en esa actitud es la concentración con la que opera la consciencia. Esta concentración debe llegar a tal grado que todos los otros objetos sensoriales o mentales, excepto el único sobre el que se dirige la consciencia, sean excluidos de su campo de percepción.  
 
En el esfuerzo por sostener una atención concentrada, la voluntad del individuo entra en juego, y su función en el proceso puede ser comparada a la que desempeña una lupa situada entre el sol y la superficie de un objeto. Para que los rayos solares produzcan un efecto definido y observable gracias a la lupa, la relación de esta con el objeto debe ser tal que los rayos solares converjan en un punto. Este punto, o foco, recibe toda la fuerza de los rayos que atraviesan la lupa. La acción se centra en este único punto de la superficie del objeto. De manera similar, la voluntad, por medio de la atención sostenida, enfoca los rayos de la consciencia y todas sus fuerzas dinámicas inherentes en un área delimitada (sea fisiológica, mental o moral) sobre la que se quiere actuar.
 
Vemos, pues, que la atención es la concentración de la visión mental, sostenida por la acción de la voluntad. No es una función o propiedad de la mente, como la percepción, la imaginación, la razón, etc., conforme algunos psicólogos parecen suponer, sino un modo de acción, el verdadero modo de acción de la voluntad. En otras palabras, es la expresión definida y eficiente de la volición o fuerza de voluntad del individuo.
 
Las funciones como la percepción, la ideación, la imaginación, etc., son instrumentos del Ego para actuar en el mundo fenoménico y sobre las representaciones mentales de dicho mundo. La atención es exhibida cuando una o varias de estas funciones actúan con toda su fuerza, sin desviarse hacia ningún objeto externo.
 
La voluntad es la manifestación o la acción del Ego humano real. La atención designa el modo en el cual esa manifestación se muestra funcionalmente, y por medio del cual se producen resultados permanentes.
 
En relación con el mundo psicológico en el que existe la atención, podemos formular el siguiente esquema, que puede servir para esclarecer las características generales del asunto e indicar más nítidamente el papel que desempeña la atención en todos los fenómenos psicológicos.
 
La fuente del movimiento mental surge de la emoción: el deseo de saber.
 
La dirección del movimiento lo determina la razón: qué saber, y cómo.
 
El mecanismo del movimiento lo proporcionan las actividades mentales (la percepción, etc.): el medio por el cual se obtiene el conocimiento.
 
La fuerza sustentadora del movimiento reside en la voluntad (la energía del Ego): el modo por el cual se asegura la continuidad de la operación.
 
Nuestro término atención expresa la relación eficiente entre los dos últimos grupos de factores, y su relación conjunta con el objeto de estudio. La voluntad mantiene en funcionamiento, rígida y persistentemente, las actividades mentales empleadas.
 
El Ego, mediante la volición, solo puede establecer relaciones con objetos externos a través de las actividades mentales (percepción, ideación, juicio, imaginación, etc.) y, para ello, estas deben ser mantenidas en funcionamiento en una línea recta entre el Ego, representado por la volición, y el objeto de estudio, del mismo modo en que el arma del tirador debe ser mantenida, con precisión exacta, longitudinalmente entre su ojo y el objeto al que desea disparar. Si el arma se desvía, aunque solo sea mínimamente, de la línea exacta de visión, el tiro no da en el blanco. De la misma manera, si se permite que la percepción, la ideación, el juicio o la imaginación pierdan su alineación directa con el trabajo que se está llevando a cabo, el resultado es un fracaso absoluto. En esta imagen ilustrativa, mantener firmemente el arma en la posición precisa equivale a la acción psicológica de la atención.
 
Cuando comprendemos el pleno significado de las verdades aquí señaladas, percibimos la importante relación entre la actitud mental de la atención y todos los procesos y esfuerzos educativos. También es innegable su papel fundamental en la creación de métodos verdaderos y eficientes de acción cultural. Aunque la volición, las actividades mentales, la luz de la razón, el sistema fisiológico de nervios y músculos, y vastas minas de conocimiento estén todos presentes, ¿qué resultados permanentes y valiosos pueden obtenerse si la atención está ausente?
 
Resulta evidente para cualquier observador profundo de la vida humana que la educación moderna fracasa, en gran medida, porque no da la debida importancia a este factor esencial de la evolución personal. Entre las consecuencias de ello están la inconstancia, la falta de propósito y la mediocridad mental de la vida adulta en general a nuestro alrededor.
 
La educación moderna, con su multitud de temas de estudio, con sus prisas por pasar de un tema a otro, y con su falta de un objetivo preciso, muestra inconstancia en su uso del tiempo y de la consciencia.
 
La inconstancia es la antítesis de la atención sistemática.
 
La educación moderna gobierna un área de la que no surge nada nuevo como fruto de su cuidado y estímulo; no crea nada nuevo a partir de su mundo caótico.
 
Esto se debe a la inconstancia de su método y acción.
 
La voluntad humana es un creador natural cuando actúa a través de la atención concentrada, pero la educación fracasa en su verdadera misión (que es servir de estímulo y fuente de orientación para la fuerza creativa individual) a causa de su desprecio irracional por este principio básico.
 
Toda habilidad adquirida, sin importar a qué área pertenezca, es una nueva creación. Tiene una existencia real y patente, y es un objeto de posesión y uso en el mundo de la vida humana. No existía antes de haber sido desarrollada por la voluntad personal actuando, a través de las actividades mentales, sobre un caos fisiológico.  
 
Con el fin de evitar una posible confusión al examinar el asunto, debe señalarse aquí que hay una actitud mental a la que comúnmente se aplica el término atención. Esta actitud puede ser denominada atención pasiva.
 
La atención pasiva gobierna la consciencia cuando uno escucha un discurso elocuente o una conferencia interesante.
 
En tales casos, la voluntad está inactiva, y la consciencia, probablemente, cautivada por fuerzas a las que un ocultista llamaría mantrámicas.
 
La atención pasiva también gobierna cuando la mente sigue una secuencia absorbente de pensamientos. Pero esta no es la forma de atención exigida para el crecimiento personal. Desde el punto de vista educativo, su valor es escaso y no necesariamente tiene relación con nuestro objetivo.
 
La atención desempeña su función necesaria en cada uno de los reinos o planos de la vida a los que pertenece el individuo humano:
 
1. En el plano físico, el plano fisiológico de los sentidos y de los sistemas muscular y nervioso. En este plano, la acción consciente bajo el gobierno de la atención da lugar a la habilidad, la base no solo de todo arte e interpretación artística, sino también de cualquier movimiento del cuerpo y humano adecuadamente adaptado al propósito práctico de expresar agilidad y gracia.
 
2. En el plano físico, el plano psicológico de los conceptos, las comparaciones, los juicios, las deducciones, las especulaciones y los ideales. En este plano, la energía intelectual, bajo el control de la atención, crea formas lógicas, sistemáticas y consecutivas de pensamiento, campos de visión verdaderamente panorámicos, a partir de elementos intelectuales abstractos, y nuevas formas emocionales de poder y belleza.
 
3. En el plano moral, el plano espiritual de las verdades supremas, los principios vitales, la búsqueda de lo infinito, las leyes de las relaciones humanas, y la aplicación de todos estos elementos a la conducta de la vida personal. En esta área suprema de los sentimientos morales y las aspiraciones espirituales por la perfección de la vida, la atención se concentra en detalles definidos del pensamiento y del comportamiento personales, en la producción de armonía de espíritu, en la fiabilidad de carácter, en la concordancia entre la conducta y los principios, en el altruismo en todas sus formas efectivas, y en el desarrollo de una influencia personal que tiende siempre hacia la producción de una armonía social vitalizadora.
 
En la evolución de la vida personal, podemos llamar específica a la atención que actúa sobre un área o detalle de alguno de los tres planos anteriores, y suprema a la atención mediante la cual se mantiene el control del propósito de la existencia como un todo, estableciéndose una unidad eficiente y ordenada entre las muchas divisiones y detalles de dicho propósito.
 
La palabra genio ha sido definida como “capacidad infinita de ser meticuloso”. La expresión ser meticuloso es meramente un sinónimo de “prestar gran atención a los pequeños detalles”. El “prestar gran atención a los detalles” permite agarrar cada ladrillo con el que se construirá la “morada de todas las formas agradables” – la estructura del conocimiento, la capacidad y la habilidad personales – y colocarlo en su debida posición, cimentándolo de una vez por todas. Una estructura montada así es sustancial, espaciosa, bonita y eficiente.
 
Esta estructura, el resultado de un esmero infinito prolongado durante mucho tiempo, es aquello a lo que el mundo admira, alaba y llama genio. Casi todos los seres humanos, si primero se les guía y ayuda a lo largo del arduo camino y después avanzan por él estimulados por su propia voluntad, pueden desarrollar alguna forma de poder y habilidad que los elevaría considerablemente a las alturas del genio. De esta manera, el mundo pasaría a ser mucho menos vulgar, monótono y falto de virtud de lo que es ahora.
 
En resumen, la atención concentrada es la expresión de la voluntad, y la voluntad es la fuerza animadora central que proviene del Ego. La voluntad, operando bajo la condición de la atención sobre el caos del mundo que la rodea, y coordinando las energías, fuerzas y movimientos de ese mundo, lo transforma en un territorio de belleza, fuerza y propósito, centrado alrededor del Ego.
 
Así ocurre la evolución personal que da lugar, finalmente, a una Individualidad perfeccionada, la creación de su propia voluntad.
 
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El artículo “El Papel de la Atención en la Vida” fue publicado en los sitios web asociados el 19 de diciembre de 2022.  Se trata de una traducción del texto “The Function of Attention in Personal Development”, que fue publicado por primera vez en noviembre de 1888 en la revista teosófica “Lucifer”, de Londres, cuando esta era editada por H. P. Blavatsky. La palabra “Lucifer” merece un comentario: el término significa literalmente “portador de la luz” y designa el planeta Venus, la estrella del amanecer y del atardecer. El cristianismo medieval distorsionó el significado de la palabra.
 
La versión en portugués de “The Function of Attention in Personal Development”, publicada en los sitios web asociados, sirvió de apoyo para la presente traducción, hecha por Alex Rambla Beltrán.
 
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Acciones Prácticas
 
* La teosofía debe aplicarse a la vida diaria. Vuelve a examinar el texto anterior. Busca frases especialmente significativas. Escribe en un cuaderno las ideas que pueden ayudarte en el momento actual. Habla sobre el tema con un amigo.
 
* El propósito de adquirir conocimiento es ponerlo en práctica.
 
* Acepta y ejerce el privilegio de pensar con calma. Imprime los textos que estudias de los sitios web asociados. Leer en papel nos ayuda a alcanzar una visión más profunda de los textos filosóficos. Cuando uno estudia un texto impreso, puede subrayar frases y escribir en los márgenes comentarios a mano vinculando las ideas directamente con su realidad personal.
 
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