Por Qué Autores Clásicos Como Confucio y
Cicerón Pueden Ayudar al Movimiento Teosófico
Carlos Cardoso Aveline
Confucio y Marco Tulio Cicerón
Los lectores de filosofía esotérica pueden pensar en estudiar a Confucio y otros autores clásicos.
Aunque no es fácil para el público general acceder a los detalles, está bien documentado el hecho de que H. P. Blavatsky hizo una severa autocrítica poco antes de su muerte, acaecida en 1891.
Escribiendo a los miembros de su escuela esotérica en 1889-1890, dijo que había subestimado la debilidad humana en materia de ética. Había enseñado demasiado “ocultismo” y revelado información sensible acerca del Camino en una civilización cuyos fundamentos éticos eran más frágiles de lo que ella pudo prever. [1] Intentó corregir esto en sus escritos posteriores.
Si las generaciones actuales de teósofos quieren aprovechar esta amarga lección aprendida por H.P.B. a medida que se fue acercando al final de su misión en el siglo XIX, una de las tareas que pueden llevar a cabo es poner la teosofía sobre una base ética más firme y duradera. Los números y las apariencias no importan; son los Pocos quienes marcan la diferencia.
Se ha dicho que la ética es el arte de sembrar buen karma. Cada nivel de conocimiento es inseparable de su correspondiente grado de deber y ética. Ningún conocimiento legítimo está separado del deber moral. La información sobre la vida es peor que inútil sin una intención noble, tal como J.-J. Rousseau demostró brillantemente en el siglo XVIII. Una tarea natural que se desprende de este hecho consiste en buscar y ver cuáles son los mejores recursos y guías éticos disponibles en la literatura universal de los últimos 3000 años.
Entre las enseñanzas más valiosas sobre el tema, podemos ver obras como “Sobre los deberes”, de Cicerón; “Protágoras” y “Sofista”, de Platón; los textos de Epicteto; los libros de Séneca; las “Meditaciones” de Marco Aurelio y las obras de Confucio. En la segunda parte del siglo XX, Erich Fromm hizo una gran contribución. Hay otros autores. Son extremadamente útiles los autores que estudian el proceso de fortalecimiento de la voluntad, como Jean des Vignes Rouges y O.S. Marden.
La cuestión ética es un tema difícil para el movimiento esotérico. La falta de ética y discernimiento tiene relación con las causas-raíz de las que surgieron fenómenos como la pseudoteosofía, la deslealtad hacia los fundadores del movimiento, la adopción de rituales falsos, la búsqueda de ovnis y la falsa clarividencia generalizada.
En un artículo publicado por primera vez en diciembre de 1888, Helena Blavatsky escribió:
“Denunciamos abierta y virulentamente la distorsión de las líneas originales sobre las que la Sociedad Teosófica fue construida principalmente, y el aflojamiento y debilitamiento graduales del sistema original por parte de la sofistería de muchos de sus altos directivos”.
“Cargamos con el karma producido por nuestra falta de humildad durante los primeros días de la Sociedad Teosófica, pues nuestro aforismo favorito: ‘¡Mirad cómo se aman mutuamente estos cristianos!’ ha de ser ahora parafraseado cada día y casi cada hora del siguiente modo: ‘¡Mirad cómo se aman mutuamente nuestros teósofos!’”.
“Y temblamos al pensar que, a menos que muchas de nuestras maneras y costumbres en el conjunto de la Sociedad Teosófica sean corregidas o eliminadas, algún día tendremos que mostrar muchas manchas en nuestro honor – por ejemplo, el culto al yo, la falta de caridad y el sacrificio del bienestar de los otros teósofos en favor de la vanidad personal de uno – más ‘ferozmente’ de lo que alguna vez hemos denunciado las varias falsedades y abusos de poder en las iglesias estatales y en la sociedad moderna”.
“Sin embargo, hay teósofos que, olvidándose de la viga que tienen en su ojo, creen seriamente que es su deber denunciar la paja que perciben en el ojo de su vecino”. [2]
Los problemas no empezaron en el siglo XX. La no aparición de los anunciados volúmenes tres y cuatro de “La Doctrina Secreta”, y la fecha de la muerte de HPB – que tuvo lugar antes de lo que generalmente se esperaba – tuvieron, quizás, relación con la percepción, por parte de los Mahatmas, de que los fundamentos éticos del público occidental y del movimiento teosófico no eran muy robustos a finales del siglo XIX, y que, por tanto, era mejor dejar que la “discípula” descansase un poco, dando a la humanidad tiempo para absorber las enseñanzas que ya habían sido reveladas.
Depende de los teósofos el llevar a cabo esfuerzos independientes de largo plazo con base en las enseñanzas recibidas. Uno debe confiar en su propia conciencia e intuición silenciosa, y aprender de la experiencia.
La ética teosófica o universal está entre las mayores necesidades humanas. El movimiento teosófico debe empezar por examinarse a sí mismo y su relación con los fraudes legítimos y las falsedades piadosas dentro de sus filas. Ya se ven buenas señales, y se puede efectuar un esfuerzo consciente para acelerar el despertar ético y la liberación respecto de las ilusiones. Una de las principales lecciones para las generaciones presentes y futuras está contenida en el axioma “antes de desear, trata de merecer”, que H.P.B. incluyó en su texto “Chelas y Chelas Laicos”. [3]
NOTAS:
[1] Ver “Collected Writings”, H. P. Blavatsky, TPH, EUA, volumen XII, pp. 581-590, especialmente las pp. 583-584.
[2] Fragmento del artículo de HPB titulado “Is Denunciation a Duty?”.
[3] Disponible en los sitios web de la LIT: “Chelas y Chelas Laicos”.
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El artículo “La Autocrítica de Helena Blavatsky” fue traducido del inglés por Alex Rambla Beltrán. Texto original: “Helena Blavatsky’s Self-Criticism”. Su publicación en español ocurrió el 7 de enero de 2025. Hace parte también de la edición de junio de 2024 de “El Teósofo Acuariano”, pp. 6 a 8.
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