Cuando la Vida Expande Su Visión de las Cosas
 
 
Carlos Cardoso Aveline
 
 
 
 
 
Después de una transmutación profunda en el signo de Escorpio, la vida deja de lado el autocuestionamiento y pasa a tener un sentido de firmeza interior casi incuestionable. El noveno signo zodiacal, Sagitario, comienza en torno al 22 de noviembre.
 
Su elemento de la naturaleza es el fuego. Júpiter es su regente. Simbolizado por el centauro arquero, el período sagitariano del ciclo anual abre las puertas al auge del invierno en el hemisferio norte. El signo impulsa la vida humana hacia el frente con una confianza ilimitada en sí mismo y en el futuro. Al concluir, da lugar al solsticio y pasa la llama de la vida al severo y revitalizador signo de Capricornio.
 
Cada ser humano posee todos los signos en su constitución astrológica personal y su diálogo con el cielo involucra al zodíaco entero. En el ciclo de los doce meses, uno experimenta como si fuese suya cada una de las doce casas del cielo y vive desde el punto de vista de los 360 grados del cielo.
 
Cuando está centrado en Sagitario, uno busca lo abstracto mientras actúa en el mundo concreto. Afable, firme, avanza decididamente con la mirada fija en algo que está más allá. El centauro desprecia los obstáculos. Aunque es amable, no siempre presta mucha importancia a aquello que lo rodea. Con frecuencia no ve y no oye debidamente a quien está cerca de sí, porque está en marcha y concentrado en su meta interior.
 
Uno debería reexaminar regularmente sus objetivos, verificando si son valiosos y capaces de durar.
 
Sagitario no es acomodado. Al contrario. La rutina a menudo lo incomoda. El foco de su visión no está programado para ver las circunstancias desde el punto de vista de su preservación. Se engaña quien piensa que el noveno signo se apega a esta o aquella situación concreta. Este signo necesita vivir en constante expansión. Bajo su mirada, todo crece o parece mayor. Cuando piensa en errores y negatividades, hace que ellas se expandan también. Su vocación, sin embargo, es ciertamente el lado positivo de la vida.
 
Anna Maria Costa Ribeiro escribe:
 
“Sagitario no se contenta con poco; al mismo tiempo que busca algo en el infinito, también quiere muchas cosas, quiere la grandiosidad y mira hacia lo alto como si ya estuviera allá. Su visión es intuitiva y profética, de largo alcance (…). Sagitario ve a través de prismáticos”.
 
Y añade:
 
“Su propósito en la vida es lanzar la flecha a lo lejos – él sabe que existe algo allá en la distancia – y emocionarse en perseguirla, en aventurarse en un viaje lleno de peripecias y novedades. Para él, la vida es fascinante, una aventura, y uno debe arriesgarse y atreverse para conseguir”. [1]
 
La Clave de la Moderación
 
A lo largo de los 365 días del año o 360 grados del zodíaco, la moderación es una llave maestra para reducir los errores y aumentar los aciertos. El peligro para Sagitario es ser llevado por su fuerte confianza y perder el rumbo a través de la exageración.
 
En su novela clásica “Horizontes Perdidos”, James Hilton afirma que el sabio evita los excesos en todo, incluso en la práctica de la moderación, y trata de ser “moderadamente moderado”.
 
La tarea no es fácil para Sagitario. En su impulso hacia el frente, el centauro raramente tiene un gran interés por el freno o la pausa. Su optimismo lo salva. Pero eso no basta. El sagitariano sensato incorpora las lecciones de los otros signos. Mientras apunta hacia lo alto y hacia el frente, trasciende los automatismos inquietos de su territorio del zodíaco y busca encontrar la justa medida en todas las cosas.
 
Sagitario se relaciona con la filosofía y las ideas básicas que inspiran y mantienen en pie a una civilización. Están bajo su influencia la religiosidad, las visiones del mundo, las leyes y la enseñanza superior. Prioriza su propia libertad e independencia, tanto física como mentalmente. Es un signo solidario. Vive la compasión universal y tiene tendencia a ayudar a los más débiles. Su afabilidad es sincera, pero lo más importante para él, de lejos, es su propia trayectoria en línea recta en la dirección que él mismo ha determinado. Su mayor virtud es la unidireccionalidad. Gran parte de su alma va junto con la flecha que dispara en dirección al infinito.
 
En astrología, los signos opuestos son complementarios. El signo opuesto al de Sagitario es Géminis, un maestro de la flexibilidad y de la adaptación a las cambiantes circunstancias inmediatas. [2]
 
Al contrario que Géminis, Sagitario es uno de los signos más impersonales del zodíaco. El centauro está entre los cuatro signos finales de la rueda celeste, en los cuales la comunión con el universo se impone indiscutiblemente sobre la experiencia del alma.
 
Hércules, un Dios Solar
 
Además de ser un semidiós y un héroe, el inmortal Hércules es un dios solar. Simboliza al Iniciado, al alma inmortal. Sus doce trabajos corresponden a los signos del zodíaco. El ciclo anual vivido por el Sol-Hércules es el campo de batalla del “ideal de progreso y perfección humanos, que la Ciencia Secreta revela”, y que cada teósofo es llamado a vivir.
 
Los trabajos del viaje anual corresponden al camino del discípulo avanzado de la sabiduría eterna. Los dioses del cielo guían al peregrino, hasta donde esto es posible.
 
En Libra, el alma busca y trata de construir el equilibrio, la belleza moral, la armonía dinámica. En Escorpio, el aprendiz lo ve todo de modo más profundo y trascendente y lidia con la precariedad y la constante transmutación de la vida. En Sagitario, el peregrino ha superado la etapa de las inestabilidades y vive la certeza de la victoria futura. Sin embargo, mientras mira fijamente hacia lo lejos, no siempre sabe parar. Aún será necesario aprender a construir el momento presente como algo completo en sí mismo.
 
En todas las etapas del zodíaco, el egoísmo ciego es una fuente de dolor. El autorrespeto, iluminado por el discernimiento, es la base de la solidaridad y del contentamiento. Hay siempre una simetría y una equivalencia entre los puntos superiores e inferiores de las influencias celestes. Crecerá el nivel de consciencia en el que pongamos más énfasis.
 
En cada signo, el alma vence los desafíos vividos en el signo anterior. Los defectos de Sagitario son superados en Capricornio, cuando florece el arte de vivir cuidadosa y eficientemente el momento presente, y de ver las circunstancias de ahora desde el punto de vista estable del tiempo de largo plazo. Saturno, el maestro de la duración, trabaja en armonía con Júpiter, el maestro del optimismo.
 
La Calma Como Base de la Victoria
 
Stephen Arroyo afirma que, así como los otros signos del elemento fuego, Sagitario consigue evitar los usos extremos de la energía vital a través del cultivo consciente de una actitud serena. En otras palabras, la ansiedad no es buena consejera. Debemos aceptar la vida con sus limitaciones, y mejorarla poco a poco. [3]
 
A medida que Sagitario aprende a evitar la velocidad excesiva, los peligros innecesarios permanecen lejos de él, la victoria duradera comienza a acontecer, y él refuerza su vínculo con lo mejor y más alto de los puntos de vista ante la vida.
 
NOTAS:
 
[1] Del libro “Conhecimento da Astrologia”, de Anna Maria Costa Ribeiro, Novo Milênio Editora, 1996, Rio de Janeiro, Brasil, 733 pp., p. 87. Véase también “Illustrated A-Z of Understanding Star Signs”, general editor Kim Farnell; Flame Tree Publishing, London, Printed in China, 224 pp., 2002, pp. 156-157.
 
 
[3] Véase “Astrology, Psychology, and the Four Elements”, de Stephen Arroyo, M.A., CRCS Publications, California, EUA, 191 pp., 1975, especialmente la p. 107.
 
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El artículo “La Lección del Sol en Sagitario” es una traducción del portugués y la tarea ha sido hecha por Alex Rambla Beltrán, con apoyo de nuestro equipo editorial, del cual forma parte el autor. Texto original: “A Lição do Sol em Sagitário”. La publicación en español ocurrió el 22 de diciembre de 2021.
 
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